Oftalmólogos del Hospital Clínico San Carlos han iniciado un ensayo clínico cuyo objetivo es ralentizar la progresión de la miopía entre la población pediátrica con un método combinado de tratamiento farmacológico y lentes oftálmicas. El estudio, que es doble ciego y aleatorizado, se prolongará durante dos años, y pretende valorar la eficacia del tratamiento combinado en la ralentización de la miopía en 100 pacientes pediátricos de 4 a 16 años de edad.
El estudio emplea el tratamiento farmacológico de atropina diluida en forma de colirio y lentes oftálmicas con tecnología DIMS (Defocus Incorporated Multiple Segments), “las cuales corrigen el defecto refractivo de los niños, además de proporcionar un desenfoque miópico constante para controlar la progresión de la miopía”, explica la oftalmóloga del Hospital Clínico San Carlos e investigadora principal del ensayo clínico, Noemí Güemes.
“Con este ensayo clínico –prosigue Güemes- pretendemos obtener evidencias científicas de los tratamientos combinados, ya que hasta ahora la eficacia en cuanto a la ralentización de la miopía por el fármaco atropina está avalada por los resultados de diversos ensayos clínicos. Del mismo modo, la eficacia de la tecnología DIMS está demostrada en diversos ensayos clínicos realizados en países asiáticos. Por ello pretendemos analizar también si la evidencia de las soluciones varía entre la población asiática y la caucásica”.
Evitar problemas de salud visual en la edad adulta
La miopía es un problema de salud pública cuya prevalencia está aumentando considerablemente en los últimos años estimándose que más del 50% de la población mundial será miope en 2050, siendo el error refractivo más común y la principal causa de ceguera evitable en niños y adolescentes.
La importancia de estos estudios, con intervenciones para prevenir el desarrollo y la progresión de la miopía, radica en que “ralentizándola se pueden reducir riesgos asociados a la salud visual de estos niños al llegar a la edad adulta como el glaucoma, desprendimiento de retina o cataratas, las cuales pueden desencadenar déficits visuales irreversibles. A menor número de dioptrías también es menor el riesgo de padecer estas enfermedades en la vida adulta”, concluye Güemes.