El Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Cultura, Turismo y Deporte, ha finalizado las obras de restauración del monumento al cabo Noval, ubicado en la plaza de Oriente e inaugurado en 1912 en homenaje a Luis Noval Terros, militar que participó en la campaña de Marruecos y que recibió la Cruz de San Fernando a título póstumo.
Esta actuación se enmarca en la labor de restauración de bienes culturales llevada a cabo por el Consistorio madrileño y que, con carácter general, supone una inversión anual de 5,3 millones de euros en bienes muebles e inmuebles, de los que 168.000 corresponden a monumentos escultóricos. Esta restauración en concreto ha contado con una inversión de 47.000 euros.
El monumento presentaba suciedad biológica y ambiental que requería de una actuación urgente para garantizar su conservación. Tras el estudio de las patologías, se han aplicado tratamientos de limpieza, sellado, consolidación e hidrofugación de elementos pétreos, se ha procedido a la eliminación de la suciedad y, finalmente, se ha proporcionado un tratamiento de protección al bronce de la escultura. Todas estas actuaciones siguen los criterios de intervención impulsados por organismos nacionales e internacionales en materia de restauración. Asimismo, se ha colocado una verja perimetral para evitar el contacto directo con el monumento que permita su mejor protección.
Un recuerdo de la historia de España
El monumento al cabo Noval contiene la figura del militar en bronce, en actitud de caminar hacia el campo de batalla y un pedestal, obra de Mariano Benlliure, realizado en piedra arenisca en forma de pirámide truncada labrada superpuesta a otra lisa, apoyadas ambas sobre una serie de tres peldaños de granito. En el frente y en lateral derecho se desarrolla un relieve, actualmente muy perdido, en el que se puede vislumbrar la trágica escena de la caída del cabo Noval, que aparece en primer término y de espaldas. A ambos lados, soldados españoles disparan contra las tropas enemigas.
Luis Noval Ferrao (1887-1909), conocido como cabo Noval, formó parte del Regimiento Príncipe nº 3 en la campaña de Marruecos de 1909 y destacó por su valor en la Guerra de Melilla. Le fue concedida la Cruz de San Fernando a título póstumo. Su hazaña ocurrió en la madrugada del 28 de septiembre de 1909 cuando, al estar de guardia en la defensa del campamento en el Zoco de Had Benisicar, fue apresado por un grupo de fuerzas enemigas que se habían acercado pasándose por españolas. El cabo logró avisar a sus compañeros, que pudieron defender el campamento y recuperar el cuerpo del militar.
Para costear el monumento, se formó en 1909 una ‘Junta de Señoras’ bajo la presidencia de la reina Victoria Eugenia. Para recaudar los fondos necesarios, la marquesa de Esquilache organizó una fiesta. A la recaudación contribuyó también el escultor Mariano Benlliure, quien al recibir el encargo aportó la suma que faltaba para terminar el monumento. La inauguración tuvo lugar el 8 de junio de 1912, con asistencia del rey Alfonso XIII y la familia real.
Mariano Benlliure y Gil es considerado uno de los escultores más importantes del siglo XX en España. Estudió en Roma y participó en numerosas exposiciones, nacionales e internacionales, en las que obtuvo diversos galardones, destacando en 1900 la concesión de la Medalla de Honor en la Exposición de París junto a Sorolla y Blay. En 1901, fue nombrado Académico de San Fernando y un año más tarde, director de la Academia Española en Roma. En 1903, se instaló en Madrid, convirtiéndose en el escultor ‘oficial’ de la época por lo que trabajó en innumerables encargos oficiales. Entre 1917 y 1931 fue director del Museo Nacional de Arte Moderno y director general de Bellas Artes.