por DAVID HERNÁNDEZ
A principios del siglo XX, varios grupos de amigos de los municipios de Carabanchel Bajo y Carabanchel Alto, empezaron a sentir una enorme curiosidad por un deporte, que se estaba poniendo de moda entre los jóvenes de los barrios más ilustres de la capital.
Cruzaban cada fin de semana el río Manzanares, para acercarse a distintas zonas de Madrid y observar con cierta envidia, como muchachos de su edad jugaban a ese entretenimiento inglés llamado foot-ball. Tomaron nota no sólo de cómo se practicaba ese deporte, sino de la organización de los primeros equipos de la capital, como el Madrid Football Club, el Moncloa Football Club o el Athletic Club de Madrid.
Por aquel entonces, la zona de Carabanchel, como otras áreas cercanas a la gran ciudad, estaba en un vertiginoso proceso de transformación. Los pequeños pueblos agrícolas, pronto irían conociendo una fuerte urbanización, motivada por la llegada de emigrantes del mundo rural que entraban a trabajar en la incipiente industria.
Estos estudiantes, trabajadores o pequeños comerciantes, aprovechaban cualquier momento libre, para disfrutar del fútbol en las eras y solares de Carabanchel. La curiosidad de la gente fue creciendo, teniendo cada vez más espectadores.
Dos hermanos párrocos de la iglesia de San Sebastián de Carabanchel Bajo, Hilario y Manuel Herranz, vieron en este deporte una forma de acercar la iglesia a los jóvenes de las dos localidades, comenzando a organizar encuentros para los muchachos en descampados cercanos.
Sin embargo, como no estaban oficialmente constituidos como club deportivo, sólo podían jugar amistosos con los otros equipos de Madrid, sin poder participar aún en las primeras competiciones regionales. Por ello, los clérigos solicitan ayuda económica y logística a algunas personalidades de Carabanchel. Miembros de la Cofradía de Santiago de Carabanchel Bajo deciden involucrarse en la iniciativa.
En este punto, reunidos los párrocos, figuras ilustres de los dos municipios y los primeros jugadores, fundan oficialmente un 8 de septiembre de 1916, la Deportiva Centro, cuyo primer presidente fue un reputado farmacéutico del lugar, Pedro Arranz. El escudo sería el mismo que el de la cofradía, se redactan unos estatutos y se registran en la Federación Castellana de Fútbol.
Además, la recién constituida directiva decide dotar a los jugadores de equipaciones y un sitio fijo para jugar y entrenar, por lo que se adaptan unos terrenos de cultivo al lado de la fábrica de cerrillas y de la antigua fuente La Mina, para ser el primer campo de fútbol oficial constituido en Carabanchel.
En 1932, bajo la Segunda República, se rediseña el club, concediéndole un mayor grado de profesionalidad, menguado la connotación religiosa solamente al escudo y cambiando el nombre a Club Deportivo Carabanchel. En 1997, por su octogésimo aniversario, el rey Juan Carlos I, le concede el título de Real, acompañando la corona al escudo desde entonces.
El “Cara”, como es popularmente conocido, es el tercer equipo más longevo de la Ciudad, tras el Real Madrid y el Atlético, así como el decimotercero de toda España. Ha acompañado a este castizo distrito madrileño durante cien años, tanto la institución como su campo La Mina son parte ya de la identidad carabanchelera.
Este equipo, que también fue un referente en el pasado del fútbol femenino de la región, cuenta más allá del primer equipo, con toda una estructura base de centenares de niños, jóvenes, entrenadores y un millar de aficionados, que cada fin de semana tras el escudo del “Cara”, tienen un punto de encuentro con vecinos y amigos.
Esperamos que, lo que empezó siendo un encuentro deportivo de amigos en unos cuantos descampados, nos siga acompañando y haciéndonos disfrutar durante mucho tiempo más.