El Atlético de Madrid ha oficializado hoy un acuerdo que cede la participación accionarial mayoritaria del club a Apollo Sports Capital (ASC), una filial del gigante global de inversión Apollo. La operación, que se cerrará previsiblemente en el primer trimestre de 2026 y cuyos términos económicos específicos no han sido divulgados, representa un cambio sustancial en el esquema de propiedad del club madrileño.
Miguel Ángel Gil, consejero delegado, y Enrique Cerezo, presidente, continuarán en sus cargos y mantendrán una participación minoritaria junto a socios como Quantum Pacific Group y Ares Management. Esta fórmula busca garantizar la continuidad institucional y la visión deportiva del proyecto, que ha llevado al club a la élite europea en las últimas dos décadas.
El principal argumento esgrimido por los actuales directivos para esta apertura de capital es la necesidad de un socio inversor fuerte para financiar proyectos de infraestructura clave, especialmente el desarrollo de la Ciudad del Deporte junto al Cívitas Metropolitano. El comunicado subraya que ASC aportará capital adicional para impulsar el crecimiento, la solidez financiera y la competitividad deportiva del club.
Incertidumbre en la afición y el entorno económico
A pesar del mensaje de continuidad y crecimiento, la noticia ha generado una mezcla de reacciones en el entorno del Atlético de Madrid y en la prensa económica. El factor de la inversión de capital riesgo en el fútbol es un punto de debate recurrente. Fuentes especializadas en economía y finanzas han destacado la envergadura de Apollo, uno de los mayores fondos de inversión a nivel mundial, lo que garantiza la capacidad financiera para afrontar proyectos ambiciosos como la Ciudad del Deporte, un activo que se considera fundamental para el futuro del club. El objetivo del fondo, según analistas, es maximizar su inversión, lo cual se alinea con la estrategia del club de exprimir sus ingresos recurrentes.
Sin embargo, también ha habido voces críticas que han calificado a Apollo como un fondo «especulador». Esta perspectiva, que ha circulado en algunos medios desde que se iniciaron las negociaciones, advierte que la máxima prioridad de este tipo de inversores es la rentabilidad financiera a corto o medio plazo, pudiendo poner los intereses corporativos por encima de los sentimientos e incluso del bienestar deportivo a largo plazo del club.
En este contexto, la prensa deportiva ha destacado que, si bien la cúpula directiva se mantiene, el control efectivo y las decisiones estratégicas de alto nivel pasarán a ser determinadas por los gestores de Apollo.
El acuerdo, que se gestó tras superar a otros competidores internacionales, incluyendo la especulación sobre un posible fondo saudí (aliado actual a través del patrocinio de Riyadh Air), se presenta como una vía para asegurar la viabilidad y el crecimiento de la entidad. El tiempo dirá cómo esta nueva estructura accionarial, que valoraría la entidad en cifras superiores a los 2.000 millones de euros según algunas estimaciones no confirmadas oficialmente, impacta en el día a día y en los resultados deportivos del equipo colchonero.

