La Comunidad de Madrid presenta una nueva publicación virtual bajo el título ¡Vaya tela! El tejido de algodón como soporte para planos. Se podrá consultar en el Portal de Archivos de la Comunidad de Madrid desde dispositivos móviles (descarga aquí), y cuenta con diferentes elementos interactivos, entre los que destaca una reproducción del mapa sobre el que se han señalado curiosidades como los deterioros que ha sufrido por efecto de microorganismos, humedades u oxidación.
Este estudio aborda el soporte de las telas tratadas desde distintos aspectos, tratando de aportar una idea global de la importancia y éxito comercial que alcanzó este material a través de un recorrido por la historia de su producción e investigación en la optimización de sus características, la evolución de su uso, así como las técnicas más apropiadas que empleaban los delineantes.
Destaca un trabajo de investigación realizado a partir de la restauración de un plano dibujado sobre este material, conservado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM). El documento tratado pertenece al Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, está fechado en 1917, y en él se representa una parcela de terreno sobrante de vía pública que el Ayuntamiento de Guadarrama vendió a favor de Recaredo Collar y Álvarez, tal vez con la idea de construir un hotel o una casa de veraneo.
Precisamente, en dicha época este municipio madrileño experimentó una serie de cambios que favorecieron su crecimiento demográfico, como la construcción del Balneario de la Alameda (1901), que posteriormente, se transformaría en un turismo de veraneo de la clase pudiente, dando lugar a la construcción de colonias de viviendas.
Un archivo con documentos desde 1503 a 1918
El Archivo Histórico de Protocolos de Madrid dedica su actividad a la salvaguarda de protocolos notariales de más de cien años de antigüedad procedentes de escribanos y notarios. Conserva más de 46.000 datados desde 1503 hasta 1918, donde se encuentran un sinfín de escrituras que tienen que ver con transacciones económicas y de carácter patrimonial, todas ellas generalmente acompañadas de un plano del proyecto firmado por el arquitecto que, posteriormente, solía sufrir modificaciones.
A la ingente cantidad de documentación planimétrica generada a lo largo de la historia, se suma la multiplicidad de soportes sobre los que se llegaron a plasmar, especialmente desde el siglo XIX gracias a los avances tecnológicos aportados por la Revolución Industrial. La aparición de nuevos soportes gráficos iba de la mano del desarrollo de nuevas técnicas de foto-reproducción, todo ello en favor de cubrir las necesidades de una amplia clientela que demandaba abaratar y acelerar la copia de diseños gráficos, ya fueran arquitectónicos, urbanísticos o industriales.
Entre estos nuevos soportes, a mediados del siglo XIX comienza a venderse un tejido comúnmente denominado papel tela, con dos características principales que lo harán especialmente indicado para la copia de planos: la semitransparencia y su resistencia física a la manipulación. Este tipo de documentos gráficos a veces se convierten en el único testigo de proyectos nunca llevados a cabo o de construcciones desaparecidas por renovaciones urbanísticas, guerras o catástrofes naturales.