El vecindario del barrio de Las Cárcavas, en el distrito de Hortaleza, denuncia la construcción de cuatro torres de doce plantas que albergarán casi 600 apartahoteles en una zona de baja densidad urbanística, donde la normativa impide que los edificios de viviendas superen las cuatro alturas. Hoy viernes, por la tarde, tendrá lugar una asamblea informativa en la que se abordará cómo detener el proyecto.
La plataforma Stop Torres Cárcavas ha empezado a recoger firmas en Change.org para solicitar la paralización del proyecto del fondo de inversión suizo Stoneweg, que el año pasado adquirió unos terrenos de uso terciario entre las calles Emma Penella y Camino de Montoro al Ayuntamiento de Madrid. Entonces, el Consistorio prometió a los residentes “nuevos servicios” gracias a esta operación urbanística. La plataforma ha convocado un encuentro este viernes 15 de septiembre, a las 19:00 horas, en local de la antigua iglesia de Las Cárcavas (plaza de La Unión Cárcavas-San Antonio) para informar al vecindario.
Las torres de apartahoteles se construyen en el ámbito del desarrollo de Valdebebas, al noreste de la ciudad, una zona tranquila que habitan mayoritariamente familias con niños pequeños. La zona oeste del ámbito de Valdebebas lo forman calles estrechas y edificios de poca altura, en lo que se denomina el remate del madrileño barrio de Las Cárcavas, una antigua barriada de casas bajas que hoy en día «sigue careciendo de los mínimos servicios y dotaciones, un lugar olvidado e históricamente desatendido por los poderes públicos”, lamentan los vecinos.
Cuando hace 20 años comenzó la planificación del desarrollo de Valdebebas, el Ayuntamiento prometió a los vecinos de Las Cárcavas que atendería por fin sus reivindicaciones y que en su frontera con el nuevo desarrollo aumentaría la proporción de equipamientos para compensar las carencias denunciadas desde antaño. En el Plan de Parcial de Valdebebas, su zona oeste, el Remate de Las Cárcavas, sería un conjunto residencial con baja densidad de población y servicios.
El pasado mes de mayo, sin embargo, comenzó la construcción, sobre las dos únicas parcelas de uso terciario de Valdebebas Oeste, de unas torres que «triplicarán la altura del barrio, quebrantarán la promesa municipal de respetar la baja densidad y no aportarán nada de lo prometido a los vecinos. Es escandaloso que las dos parcelas fueran de propiedad municipal y que el Ayuntamiento se jactara de que con su venta propiciaría la implantación de nuevos servicios, actividades terciarias variadas, para todos los residentes”, denuncia la plataforma, que cuenta con el respaldo de las asociaciones vecinales de Valdebebas y Las Cárcavas y de su federación, la FRAVM.
Para los residentes afectados, “la promesa municipal ha resultado ser un canto al sol, pues lo que en realidad habrá en este suelo terciario serán apartahoteles en cuatro torres de doce plantas, con pequeños apartamentos para alquiler, sin siquiera algún local comercial para un sector que todavía carece de los servicios elementales”.
El comienzo de las obras ha sido una triste sorpresa para todos los residentes, estupefactos ante las gigantescas construcciones e indignados con el Ayuntamiento, tanto por «su falta de palabra como por el hecho de que, en lugar de servirles, haya especulado con esta venta y permita la aprobación de un proyecto que se aprovecha de vacíos legales e interpretaciones retorcidas de la normativa”.
“Este es otro nuevo caso de unos fondos de inversión empecinados en hacer dinero, pero indiferentes a las consecuencias de sus actividades, que el Ayuntamiento consiente sean o no perjudiciales para el barrio en que se instalan y den o no vida a sus vecinos, las muchas familias que hicieron una apuesta arriesgada por el lugar en momentos de incertidumbre económica”, argumentan desde la plataforma Stop Torres Cárcavas.
Impacto en la movilidad
Las cuatro torres albergarán tantos apartahoteles como para casi duplicar el número de viviendas previsto para todo Valdebebas Oeste. Además, sus macroaparcamientos para un total de 573 nuevos vehículos, no contemplados así en el estudio de tráfico formulado en el Plan Parcial, complicarán la movilidad de la zona y saturarán sus salidas hacia la M40 y la M11 y sus conexiones con los barrios colindantes.
Para el remate de Las Cárcavas se contemplaba originalmente la construcción de edificios de viviendas de cuatro alturas. Paradójicamente, los usos terciarios podrían alcanzar hasta ocho. “Para mayor escarnio, o al menos desatención, en una modificación posterior del Plan, llevada a cabo tras la reparcelación del barrio y cuando el ayuntamiento era ya propietario de estos suelos, se eliminó la limitación del número de plantas en esta parcela sin ninguna justificación, lo que debe considerarse ilegal y es claramente injusto”, expone la plataforma.
Quienes vinieron a vivir a este lugar a caballo entre Valdebebas y Las Cárcavas confiaban en la promesa de calles estrechas, baja densidad, edificios de menor altura y suficientes dotaciones. Ahora se sienten «engañados y estafados ante el blanqueo de un suelo terciario en residencial en el que crecen las recién bautizadas torres de la desvergüenza, que multiplicarán el número de vecinos sin aportar nada a cambio, ni servicios, ni convivencia para el barrio, y que lo transformarán en un nuevo barrio dormitorio».
Cuando todavía las obras no asoman de su enorme vaciado de tierras, «los vecinos y vecinas se movilizan para reclamar que se reconsidere el proyecto y se transforme en otro más adecuado para este barrio residencial poco denso, limitado en altura conforme a la estrechez de sus calles, y todavía sin dotaciones».