El distrito de Fuencarral-El Pardo asignará, tras su aprobación por la Junta de Gobierno, el nombre de Emilia Pardo Bazán y Landelino Lavilla a dos glorietas del distrito, según ha anunciado la portavoz municipal, Inmaculada Sanz, en rueda de prensa. Así, la glorieta situada en la calle Rosalía de Castro entre los números 69, 71 y 73, junto a las zonas deportivas del parque Gabriela Mistral, pasará a denominarse Emilia Pardo Bazán y la situada en la calle Valcarlos esquina con calle Santo Domingo de la Calzada llevará el nombre de Landelino Lavilla.
Nacida en La Coruña en 1851, Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa falleció en Madrid en 1921, en donde vivía desde 1869 junto a su marido. Novelista, periodista, feminista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante, introdujo el naturalismo en España. Es reconocida como una de las precursoras del feminismo y de la lucha por mejorar los derechos de las mujeres y tuvo una importante vida pública en la capital al convertirse en la primera mujer socia del Ateneo de Madrid en 1905.
En todas sus obras incorporó sus ideas acerca de la modernización de la sociedad española, sobre la necesidad de la educación femenina y sobre el acceso de las mujeres a todos los derechos y oportunidades que tenían los hombres. Uno de sus empeños fue también la presencia de las mujeres en las instituciones culturales. Su obra literaria más conocida es la novela Los pazos de Ulloa, publicada en 1886.
En la actualidad, no existe vía alguna con el nombre de Emilia Pardo-Bazán en la ciudad de Madrid. El único reconocimiento vigente se ubica en la calle Princesa 33, donde se sitúa una placa conmemorativa instalada en el año 1991 por el propio Ayuntamiento.
Landelino Lavilla, político reformista
Nacido en Lérida en agosto de 1934, Landelino Lavilla Alsina, inició su carrera como ministro de Justicia con el presidente Adolfo Suárez. En esa etapa, promovió una intensa labor de reforma legislativa tanto en derecho público como privado. Se convirtió en una de las personalidades que materializaron la reforma política que desembocó en las primeras elecciones legislativas democráticas del 15 de junio de 1977. También fue presidente del Congreso en la primera legislatura, momento en el que se produjo el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Posteriormente, formó parte del Consejo de Estado, desarrollando funciones en la sección octava dedicada a la Industria, Agricultura, Pesca y Alimentación y después presidió las secciones segunda y primera.
Ingresó en la Academia de Jurisprudencia y Legislación en junio de 1997 y dos años más tarde tomó posesión como académico de número de esta institución, de la que llegó a ocupar la presidencia el 22 de diciembre de 2003 en sustitución de Manuel Albadalejo. Por su trayectoria profesional, fue galardonado con las grandes cruces del Mérito Civil, de la Real Orden de Carlos III y de San Raimundo de Peñafort. Además, entre otros premios, fue distinguido, junto al resto de presidentes del Congreso, con el de la Defensa de los Valores Constitucionales, otorgado por la Fundación Humanismo en 1998; el IX Premio Pelayo para Juristas de Reconocido Prestigio en 2003 y el premio a la independencia judicial otorgado por la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria (AJFV) el año 2009.