Durante el año pasado, el vandalismo grafitero sobre los trenes de Renfe generó un coste de 25 millones de euros, que concretamente en la Comunidad de Madrid supuso 6,8 millones de euros (unos 18.630 euros diarios). En esta cifra, se incluyen además de la propia limpieza, los gastos indirectos que se derivan de esta lacra, como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas tecnológicos.
Los usuarios sufren directamente las consecuencias de los trenes vandalizados con pintadas. Retrasos y trenes suprimidos por carencia de visibilidad o grafitis en los elementos de seguridad que impiden la circulación, frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros.
En todo 2023, los vándalos pintaron cerca de 80.000 metros cuadrados de superficie en trenes de toda España, algo más de 37.000 metros cuadrados en Madrid, casi la mitad. Se han denunciado 3.977 intrusiones de grafiteros en las instalaciones (747 de ellas en Madrid) este año, lo que representa una media de más de 11 actos vandálicos de este tipo al día (algo más de 2 al día en Madrid).
En 2023, se emplearon 15.000 horas de trabajo de limpieza de grafitis, 7.271 de ellas en Madrid. En 2023, los trenes estuvieron detenidos 15.000 horas de forma no prevista por limpieza de grafitis, 7.271 de ellas en Madrid. La presencia de personal de seguridad de Renfe evita que las pintadas sean de mayor dimensión, además de abortar 1.194 incursiones grafiteras el año pasado.
Como consecuencia de las actuaciones e investigaciones realizadas por el personal de seguridad de Renfe y por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el año pasado se consiguió identificar y poner a disposición judicial a los autores de 124 grafitis.
