El pintor Pedro Cano (Blanca, Murcia, 1944) inaugura hoy la exposición “Siete”, que se podrá visitar del 29 de septiembre hasta el 22 de octubre en el Centro Cultural Casa de Vacas (Parque de El Retiro, Madrid). Esta colección reúne siete trípticos en blanco y negro (compuestos, a su vez, por 21 óleos sobre tabla), además de dibujos y material del estudio del artista.
“Siete” es el resultado de anotaciones improvisadas en pequeñas notas escritas o dibujadas por Pedro Cano a lo largo de muchos años, que terminaron convirtiéndose en un ciclo pictórico completo. Al cumplir 75 años, el pintor decidió recuperar gran parte de estas reflexiones agrupándolas en siete trípticos que reflejan todo un recorrido personal y artístico de décadas observando grandes temas del ser humano, como la migración, la injusticia y el sufrimiento, pero también la ayuda y la solidaridad humanas.
La historia detrás de “Siete”
“En el año 1991 quedé especialmente sobrecogido con la llegada, en condiciones inhumanas, de diez mil migrantes albaneses al italiano puerto de Bari. Aquella situación desesperada y dramática me causó tal impresión que inspiró unas anotaciones y unos bocetos que, tiempo después, plasmé en las obras que hoy componen esta exposición” recuerda y explica Pedro Cano.
‘Espera’, ‘Juego’, ‘Interior’, ‘Salto’, ‘Carga, ‘Bicicletas’ y ‘Trabajo’ son los nombres de los siete trípticos que conforman esta muestra. Así, el pintor murciano, que recibirá próximamente la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes con la que ha sido condecorado, rememora los sentimientos y las impresiones que experimentó como consecuencia de aquel drama migratorio, iniciando un recorrido artístico y pictórico que refleja grandes temas del ser humano.
“El sufrimiento, la injusticia, el dolor, la necesidad de abandonar la patria y la familia en búsqueda de un futuro mejor… son realidades tan desgarradoras que siempre me han estremecido y he tratado de plasmarlas en mis obras como un llamamiento para la concienciación y la solidaridad humanas” y añade que, además, “no solo trato de evocar el drama, sino que también el espíritu de superación y de generosidad que es propio del ser humano ante los grandes problemas. Me gusta expresar ese optimismo, esa esperanza que vuelve y revive al contemplar que la vida siempre se abre camino”.