La Comunidad de Madrid arranca este lunes, 17 de octubre, la campaña de vacunación frente a la gripe, empezando con la población mayor de 65 años, para sumar a continuación los de entre 60 y 64, los considerados grupos de riesgo, enfermos crónicos (diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedad oncológica, inmunodeprimidos), embarazadas en cualquier trimestre de la gestación, personal sanitario y socio-sanitario, cuidadores de pacientes vulnerables, así como personal de los servicios esenciales: bomberos o policías.
La administración de la vacuna frente a la gripe coincidirá con la cuarta dosis (segunda de refuerzo/recuerdo) contra el COVID-19, que ya comenzó el pasado día 26 de septiembre en las 733 residencias de mayores y centros de discapacidad con residentes y trabajadores sanitarios, por lo que se administrarán a partir de este lunes conjuntamente la vacuna de la gripe y la bivalente de SARs-CoV-2.
La Comunidad de Madrid ha invertido este año 19 millones de euros para la adquisición de 1.630.000 dosis de vacunas contra la gripe estacional. En la anterior campaña se inmunizaron 1.499.452 personas en la región.
La Consejería de Sanidad recuerda la importancia de la vacunación frente a la gripe estacional tanto para evitar las complicaciones respiratorias que pueden derivar en hospitalizaciones como para no contagiar a otras personas vulnerables. La Dirección General de Salud Pública quiere llegar alcanzar esta campaña a un 75% de las personas a partir de los 65 años y de los profesionales sanitarios y a un 60% de las embarazadas.
Los síntomas de la gripe y del coronavirus pueden ser similares: fiebre, tos, dificultad para respirar, fatiga, dolor de garganta, dolor muscular, de cabeza o diarrea. Sin embargo, la pérdida del olfato o del gusto son característicos del COVID-19.
Al tratarse de la herramienta más eficaz para evitar el contagio y la transmisión de la gripe, la Comunidad de Madrid lleva a cabo campañas de vacunación estacionales desde 1991, buscando evitar las complicaciones de salud que puede provocar en las personas más vulnerables, tanto por la enfermedad en sí como por complicaciones en otras dolencias, como pueden ser las cardiorrespiratorias o metabólicas.