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Las familias del Colegio Miguel de Unamuno y los vecinos de la calle Alejandro Ferrant, en el distrito madrileño de Arganzuela, han dado este sábado un paso más en su batalla contra las 12 cocinas industriales que se van a abrir junto al centro escolar y han salido a la calle a manifestarse apoyados por los colectivos vecinales de la capital y por los grupos municipales de Más Madrid y PSOE.
Las cocinas fantasma son instalaciones industriales que producen comida, pero no para un bar o restaurante, sino para envío directo a domicilio, de ahí su nombre de «cocinas fantasma». En locales bajo edificios de viviendas se instalan estas cocinas industriales con sus correspondientes salidas de humos.
«Tras la negativa del Ayuntamiento de Madrid de ayudar a las 900 niñas y niños del centro escolar», denuncian, la plataforma de familias y vecinos ha publicado un manifiesto para impulsar la movilización. “El impacto inmediato y directo en el entorno del colegio Miguel de Unamuno es inmenso y muy nocivo para la salud y el bienestar de nuestros hijos e hijas, y para todos los vecinos y vecinas de todo el barrio”, puede leerse en el comunicado.
Tanto el manifiesto como la marcha han contado con el respaldo de la FRAVM y de asociaciones vecinales concretas como Pasillo Verde Imperial y Cuatro Caminos-Tetuán, la FAPA Giner de los Ríos, la AMPA del CEIP Tirso de Molina, la AFA del CEIP Nuestra señora La Paloma, la Plataforma de Educación Pública de Arganzuela-Lavapiés y por supuesto de la Plataforma Vecinal de Afectados por las Cocinas Fantasma, que agrupa a varias comunidades de la capital.
La marcha ha partido a las 11:00 horas desde el CEIP Miguel de Unamuno, que se encuentra en la calle Juana Doña, y ha finalizado ante la Junta Municipal del Distrito de Arganzuela. “Nos manifestamos para reclamar entornos escolares saludables, seguros y pacificados y pedir al Ayuntamiento que paralice el otorgamiento de la licencia hasta que haya una regulación en profundidad de la materia y se apruebe una regulación en que, entre otras muchas cosas, este tipo de actividad industrial no pueda instalarse al lado de un colegio”, sostienen las entidades manifestantes.
Denuncian que el negocio que se quiere abrir pared con pared con el patio del Colegio Miguel de Unamuno contará con 12 cocinas industriales, cada una de ellas equipada con una cocina a gas de 4 fuegos, parrilla a gas, horno a gas, varias freidoras, mantenedor de fritos, cocedor de pasta, baño maría industrial, mesa fría, y electrodomésticos como frigorífico, congelador, lavaplatos y termo eléctrico; y estarán funcionando desde las 10:00 hasta las 23:30 ininterrumpidamente.
Sus emisiones, ruidos, residuos y problemas de movilidad afectarán a los 15 bloques de viviendas que conforman la manzana donde se pretende alojar. Según la propia licencia de instalación aprobada por el Ayuntamiento, se prevé un incremento de 468 vehículos diarios en las calles del entorno y en Alejandro Ferrant supondrá un aumento del 70% de la Intensidad Media Diaria de vehículos.
Además, debido al sentido único de las vías, los coches, furgonetas y motos deberán circular cercando todo el centro escolar, flanqueando los tres accesos por donde ingresan y salen los menores, «generando sin duda un aumento de los problemas de seguridad vial».
La vecindad considera que el elevado nivel de producción industrial del negocio no es apto para que linde con el patio de juegos y el gimnasio del colegio. “Nos preocupa enormemente el peligro que una actividad industrial de dicha envergadura, por sí sola, pueda conllevar”, asegura la Asociación de Familias del Alumnado (AFA) del centro, que mira con temor las cuatro nuevas y enormes chimeneas que desde hace unos días se alzan por encima de los muros del colegio.
El pasado 21 de abril Cayetana Hernández de la Riva, concejala-presidenta del Distrito de Arganzuela, y Mariano Fuentes, delegado de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid se citaron con las portavoces de la plataforma de vecinos y familias afectadas para hablar sobre el negocio de cocinas fantasma que pretende abrir en el número 8 la calle Alejandro Ferrant.
«Lamentablemente, Fuentes dejó claro en el encuentro que no tiene previsto paralizar sus licencias, como sí han hecho ayuntamientos de otras ciudades como Barcelona», critican. El concejal reconoció que no hay un estudio de impacto medioambiental específico de la actividad de estas cocinas porque aún no están en funcionamiento, y que «adelantarse con el fin de evitar posibles daños a vecinos y menores no está en su competencia».
La movilización de este sábado tiene dos objetivos esenciales: la paralización de la licencia hasta que haya una regulación en profundidad de la materia y la aprobación de una regulación que incluya que, entre otras muchas cosas, este tipo de actividad industrial no puede instalarse al lado de un colegio.
El pasado 29 de abril la FRAVM y la Plataforma Vecinal de Afectados por las Cocinas Fantasma, tras concentrarse ante sus puertas, presentaron una denuncia en el Ayuntamiento de Madrid contra ocho negocios de dark kitchen que presentan notorias irregularidades, el de la calle Alejandro Ferrant entre ellos. Unos días después, ambas entidades lanzaron un sitio web que recoge un mapa de estos proyectos molestos y abundante información sobre su origen, características y consecuencias en el vecindario.