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Madrid se sitúa a la cabeza de las horas extras no pagadas en España

by Gacetín Madrid

Cada semana se contabilizan en Madrid un total de 1,5 millones de horas extras, el equivalente a 37.200 empleos a tiempo completo.

En la Comunidad de Madrid se realizan cada semana 1.487.901 horas extraordinarias, según datos del INE. De estas horas, el 56% (835.776) son horas extras que no se pagan ni se compensan con tiempo de descanso, un dato que contrasta con el del resto del Estado donde, siendo también muy grave el problema, más de la mitad son pagadas o compensadas.

Las horas extraordinarias en la Comunidad de Madrid son un problema que afecta a más de 192.000 trabajadores que cada semana realizan una jornada por encima de lo establecido en su contrato de trabajo o convenio. De ellos, poco más de 71.000 ven compensadas esas horas que trabajan por encima de su jornada, bien con retribuciones económicas, bien con tiempo de descanso.

En cambio más de 99.000 trabajadores y trabajadoras que realizan horas extras no reciben ninguna compensación y otros 21.500 realizan horas extraordinarias de ambos tipos, de manera que una parte son retribuidas y otras no son compensadas.

Este dato sitúa a Madrid entre las comunidades donde el problema de las horas extraordinarias es más grave. De hecho, Madrid destaca no solo por el elevado número de horas extraordinarias, sino sobre todo por el número de horas extraordinarias no pagadas, hasta el punto de que las horas extraordinarias no pagadas superan a las horas que se pagan. El 28% de las horas extraordinarias de todo el país que las empresas no compensan se producen, precisamente, en Madrid.

La explicación está en la mayor presencia que tienen en la Comunidad de Madrid los sectores y las ocupaciones donde las horas extras, con mayor frecuencia, no se pagan. En España, los perfiles técnicos (técnicos superiores, los técnicos y profesionales de apoyo y los técnicos de la sanidad y la enseñanza) suponen el 46% de los trabajadores y trabajadoras que realizan horas extraordinarias no pagadas, y los trabajadores y trabajadoras del comercio y la hostelería suman otro 15%.

Por sectores, hay actividades en las que las horas extras no pagadas suponen más del 80% (el sector financiero, el inmobiliario, las actividades científicas y técnicas y las educación), actividades con un peso importante en la región.

Es decir, en muchos casos las horas extraordinarias no pagadas no se encuentran en los sectores que se identifican más con la precariedad y la inestabilidad, sino con actividades que exigen cualificación y en las que la desregulación de las jornadas de trabajo se convierte en un elemento de empeoramiento de las condiciones, de explotación laboral y de ahorro de costes salariales.

Las horas extraordinarias tienen un importante efecto sobre el empleo en la región. CCOO calcula que en Madrid las horas no pagadas equivalen a 20.894 empleos mientras que las horas extras que se pagan o se compensan suponen 16.303 empleos. En total todas las horas extras equivalen a más de 37.000 empleos (en toda España serían 170.571 empleos)

Pero además, las horas extras tienen un efecto sobre la salud, sobre la vida personal y familiar y también sobre la vida social (el acceso a la formación, el consumo, la participación social), sobre todo de aquellos para los que las horas extraordinarias no son un hecho excepcional sino algo cotidiano.

Este carácter estructural ha sido denunciado por CCOO, que entiende la prolongación de la jornada laboral, especialmente la no remunerada, «es un rasgo de explotación laboral que arroja un nuevo enfoque sobre la precariedad en sectores y ocupaciones que generalmente quedan fuera de ese análisis».

Además las horas extra no pagadas suponen una merma importante en la recaudación de la Seguridad Social por cotizaciones que dejan de pagarse, con efectos en la protección social y por tanto en los mecanismos de solidaridad y compensación de las desigualdades.

En Madrid vive uno de cada cuatro trabajadores y trabajadoras que realizan horas extraordinarias en nuestro país. A esta prolongación de la jornada laboral habría que añadir el fenómeno – aún menos estudiado y conocido- de la extensión de la actividad laboral en el espacio privado, es decir, la necesidad de muchos trabajadores y trabajadoras de “llevar el trabajo a casa” para completar una carga de actividad excesiva, la obligación de disponibilidad y de “estar conectado” que repercute también en una mayor explotación laboral y menor disponibilidad del tiempo propio.

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