Los alimentos fueron inspeccionados por los técnicos municipales del Ayuntamiento de Madrid, que posteriormente solicitaron su destrucción.
La intervención se llevó a cabo cuando agentes de la Policía Municipal observaron una furgoneta que se encontraba descargando género en un almacén. Las condiciones del transporte de los alimentos incumplían la normativa vigente, hecho que desencadenó la inspección de la Policía Municipal.
Los agentes preguntaron al conductor por la procedencia y destino de los alimentos, respondiendo que eran para ser cocinados y servidos en un restaurante de su propiedad que se encontraba a poca distancia del almacén. Los policías precintaron el género en el interior del almacén, para evitar que fuese comercializado antes de la inspección de los técnicos municipales.
Se estableció un dispositivo de 24 horas durante tres días por parte de la Unidad Integral de la Policía Municipal del distrito de Salamanca, para evitar que el género fuese comercializado, impidiendo también que fuese destruido. Finalmente la actuación conjunta de los Servicios Municipales y la Policía Municipal de Madrid, obtuvo como resultado la incautación de 2.200 kgs en total de alimentos en mal estado.
Tras proceder a su retirada, los alimentos fueron destruidos para evitar riesgos higiénico-sanitarios, imponiendo al propietario varias denuncias administrativas.