Los más de 300 millones de personas ciegas que hay en todo el mundo, al celebrarse hoy el Día Internacional de la Alfabetización, se suman a la petición de la Unión Mundial de Ciegos (UMC) para que se haga efectivo el Tratado de Marrakech, que tiene previsto entrar en vigor el próximo 30 de septiembre, y se permita ya el acceso a la lectura y el intercambio de libros a estas personas y muchas otras con discapacidad de todos los puntos del planeta.
En la actualidad, más del 90% de los libros que se publican no son accesibles para las personas ciegas o con dificultades para acceder al texto impreso, a lo que se suma que en los países en desarrollo y con pocos ingresos el acceso a ellos es especialmente bajo, sólo un 1% se encuentran disponibles en formatos accesibles. Debido a esta situación se generó la denominada “hambruna de libros” global.
Con el Tratado de Marrakech, promovido por la UMC y sus organizaciones asociadas, entre ellas la ONCE, se pretende poner fin a esa “hambruna” mediante la libre circulación de libros accesibles. La reivindicación para la implantación de dicho Tratado comenzó hace ahora tres años, con la petición a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) de trabajar en pro de un acuerdo que ayude a erradicar esta carencia.
Para que el Tratado pudiera entrar en vigor, se hacía necesaria la ratificación del mismo por parte de veinte países, un objetivo que se alcanzó el pasado 30 de junio cuando Canadá se convirtió en el vigésimo país en ratificarlo. Gracias a ello, entrará en vigor el próximo 30 de septiembre.
‘Leyendo el pasado, escribiendo el futuro’
El 8 de septiembre de 1966, la UNESCO celebró por primera vez el Día Internacional de la Alfabetización. En este año, cuando se cumple el 50 aniversario de su instauración, bajo el lema ‘Leyendo el pasado, escribiendo el futuro’, la jornada reivindica el Tratado de Marrakech como herramienta indispensable para acabar con la inaccesibilidad a los libros.
Por un lado, permitirá a los establecimientos autorizados, como organizaciones y bibliotecas de personas ciegas, reproducir con mayor facilidad los textos en formatos accesibles y difundirlos sin ningún ánimo de lucro.
Por otro, permitirá a estos mismos establecimientos compartir libros accesibles y otros soportes impresos entre países con otros establecimientos autorizados, ayudando a poner fin a un esfuerzo de duplicación tan inútil como ineficiente.
Ante la inminente entrada en vigor, la implementación del Tratado se ha convertido en un eje de trabajo importante para la UMC, que se centra en vigilar y asesorar para que los países que lo han ratificado lo cumplan correctamente, permitiendo el acceso a los textos a todas esas personas que hasta el momento encontraban dificultades.
Compromiso político y jurídico
En el ámbito de los político, el Tratado de Marrakech constituye un cambio de paradigma para la regulación internacional en el ámbito de la propiedad intelectual, ya que establece una serie de obligaciones internacionales para limitar los derechos de autor, garantizando así el acceso de personas, en esta caso con discapacidad visual, que, de otra manera, estaban excluidas.
En el ámbito jurídico, se establece una red de países que otorgan un grado de protección a las personas con discapacidad visual para leer textos impresos por medio de excepciones y limitaciones a los derechos de autor que permiten la producción y distribución de formatos accesibles destinados a esos beneficiarios y, a la vez, los países que han ratificado el acuerdo se obligan recíprocamente a permitir el intercambio de dichos formatos accesibles, en la medida que cumplan con los estándares que establece la convención de la OMPI.