La producción de jamones, paletas y embutidos ibéricos continúa siendo uno de los pilares de la gastronomía española. En un mercado cada vez más globalizado, los métodos tradicionales conservan su valor por su capacidad para ofrecer productos con identidad, trazabilidad y calidad contrastada. La curación natural y el respeto por los tiempos marcan la diferencia en el resultado final, especialmente en zonas de referencia histórica como Jabugo.
Este municipio onubense se ha consolidado a lo largo de generaciones como un enclave fundamental en la elaboración del ibérico. Sus condiciones climáticas y su saber hacer han configurado un modelo productivo que sigue vigente y que responde a un consumidor cada vez más atento al origen y al proceso.
Curación tradicional y control del proceso
El proceso de curación es uno de los elementos clave en la calidad del ibérico. Desde la selección de la materia prima hasta el afinado final, cada fase requiere tiempo y control. La curación lenta permite desarrollar aromas, texturas y matices que no pueden acelerarse sin perder calidad.
En Jabugo, la combinación de altitud, humedad y temperatura favorece una evolución natural del producto. Este entorno, unido a técnicas artesanales transmitidas durante décadas, da lugar a jamones y paletas con perfiles sensoriales equilibrados y reconocibles.
Jamones, paletas y embutidos para distintos momentos
La oferta de productos ibéricos se adapta a distintos usos y ocasiones. El jamón ibérico ocupa un lugar central, pero las paletas y los embutidos completan una gama pensada tanto para el consumo diario como para celebraciones o regalos. La versatilidad del ibérico permite integrarlo en contextos muy diversos, desde una mesa familiar hasta un detalle gastronómico cuidado.
Chorizos, salchichones o lomos ibéricos elaborados de forma tradicional mantienen una presencia constante en el consumo nacional. Su formato y conservación facilitan disfrutar del producto en casa sin renunciar a la calidad.
El ibérico como opción de regalo gastronómico
El ibérico ha reforzado su posición como regalo gastronómico de referencia. La presentación cuidada y la garantía de origen convierten estos productos en una elección habitual en fechas señaladas. Regalar ibérico implica ofrecer una experiencia ligada a la tradición y al territorio.
La posibilidad de recibir el producto listo para consumir en casa ha ampliado su alcance, acercando elaboraciones artesanales a consumidores que valoran la comodidad sin renunciar a la autenticidad.
Origen y marca en un mercado exigente
En un entorno donde la oferta es amplia, el origen se ha convertido en un factor decisivo. El consumidor busca referencias claras sobre procedencia, elaboración y calidad. La identificación con una zona como Jabugo aporta un valor añadido reconocido, tanto a nivel nacional como internacional.
En este contexto, Félix de Múrtiga, jamón ibérico de Jabugo se inscribe dentro de una tradición orientada a la elaboración de productos ibéricos de alta calidad, manteniendo procesos artesanales y una vinculación directa con el entorno.
El consumo de ibérico ha evolucionado, pero no ha perdido su esencia. La incorporación de nuevos canales de distribución y la adaptación a las necesidades del consumidor actual conviven con métodos de elaboración tradicionales. La modernización no sustituye a la tradición, la acompaña.
