Jara López Sastre, madrileña afincada en Nueva York, es ya una de las caras más sorprendentes de la escena pictórica de la Gran Manzana. Actualmente trabajando mano a mano con Marcus Jahmal -una de las grandes figuras de la Anton Kern Gallery y Almine Rech-, López Sastre puede presumir de haber trabajado con artistas tan reconocidos internacionalmente como el neoyorquino Adrian Schachter, aclamado en las salas más prestigiosas de París, Shanghái, Londres, Los Ángeles y Nueva York gracias a sus montajes visuales llenos de cinismo idealista; Agnes Questionmark, una de las triunfadoras de la última Biennale de Venecia; o Marcus Jahmal, que acaba de exponer su primer “Museum show” en el Museo de Arte de Philadelphia, entre otros.
Gracias a su trayectoria académica, que contempla formación en centros tan prestigiosos como NYU (New York University), RISD (Rhode Island School of Design), London Fine Arts Studio y Boston College, López Sastre ha sido seleccionada para presentar su obra en galerías tan conocidas como Palo Gallery en Nueva York, en las exposiciones colectivas Just Kids, Maison Palo o Vanitas (esta estará en el reconocido recinto del 4 al 26 octubre, casi a la vez que su exposición madrileña). También encontramos obras suyas en el Times Square Space x Lux Femina, en la que participó en la exposición colectiva Echoes in Color, y cuenta con una amplia experiencia en la organización de exposiciones con la The Feuerle Collection de Berlín, la galería de Chillida Leku en San Sebastián, el Museo del Prado, ARCO y la galería Fahrenheit de Madrid, por poner solo unos ejemplos.
Una prolífica carrera construida en muy pocos años que le ha llevado a exponer hasta en 10 exposiciones por todo Estados Unidos y, por fin, llega a Europa, a su España natal, para presentar en el Ateneo de Madrid su primera exposición en solitario, llamada “Lo que queda después de la mirada”, que se espera que sea su despegue definitivo, tanto a nivel nacional como internacional.
FEMINISMO, INTIMIDAD Y VOYEURISMO, CLAVES EN SU OBRA
Su obra pictórica tiene su origen en la cautivadora imaginería de las criaturas marinas y la naturaleza salvaje, a las que da vida a través de la figuración. Su interés se centra en explorar la feminidad, el voyeurismo y la intimidad teniendo en cuenta que, a lo largo de la historia, las criaturas marinas y diversos temas florales han simbolizado la feminidad y lo erótico.
Su narrativa artística parte de los objetos y sus connotaciones culturales cambiantes, tanto en forma de imágenes como de palabras. Rastrea las nociones históricas para construir y reinventar la forma femenina a través de la vida acuática y la naturaleza como encarnaciones metafóricas del cuerpo de la mujer. En este sentido, López Sastre está muy inspirada por la historiadora del arte Catherine McCormack, y su libro, «Women in the Picture: What Culture does with Female Bodies».
Quien habla sobre la inamovible autoridad cultural de la antigua Grecia y Roma, y su importancia en haber generado los arquetipos, actualmente mantenidos, de mujer. De esta forma, Jara busca reclamar la autonomía del cuerpo sin género prestando e integrando estos elementos tradicionales mientras simultáneamente, cuestiona las dinámicas de la autoridad.
La artista española, basada en Nueva York, busca en el humor intrínseco del lenguaje y de la sociedad las dinámicas que proyectan y mantienen al hombre depredador, y mujer como presa. De esta manera, el uso de peceras para muchas de sus creaciones sirve para subrayar la vulnerabilidad del cuerpo femenino y la naturaleza voyeurista del espectador.
Las metáforas cinegéticas que se popularizan con Ovideo y su Metamorfosis, hasta que se diluye en la cultura popular donde las encontramos contemporáneamente en la jerga de los cazadores españoles. Esto se ve referenciado con frecuencia en sus títulos, como «Cotos de Caza Menor»; que ponen de relieve lo absurdo de la ventaja del cazador y desafían la dinámica de poder y las relaciones de género. La intimidad es importante, ya que sus figuras se encuentran en un estado de «comodidad imperturbable» conseguido a través del trazo ágil y su pincelada fluida, generando una sensación de intrusión del espectador: un juego deliberado con el voyeurismo.
En la exposición “Lo que queda después de la mirada”, las obras de Jara López Sastre invitan al espectador a replantear la relación entre un cuerpo y otro. Se cuestiona si un cuerpo puede reclamar su plena capacidad cuando es desconocido para el ojo ajeno. Se reflexiona sobre la vulnerabilidad de la piel, su intimidad inherente y la posibilidad de amenaza que conlleva el acto de mirar y ser visto. Se aborda la distancia entre dos cuerpos estáticos y entre dos cuerpos en movimiento. Se busca recalibrar nuestra relación con un cuerpo conocido y con uno desconocido, explorando el riesgo que supone el mirar y ser visto. Se entiende la intimidad como algo que va más allá de lo visible y lo oculto. Pensar en el sentimiento sedimentario que queda impreso en un cuerpo después de haber sido visto; lo que queda después de la mirada.
La exposición estará constituida por una serie de pinturas verticales de óleo en panel. Estas estarán acompañadas por un texto que contrariamente a la nota de prensa estandarizada explicando la obra, constituirá de un poema que busca complementar la pintura y así insistir en la participación del espectador en las cuestiones que la artista plantea.
A nivel de técnica pictórica, Jara López Sastre realiza combinaciones de colores poco ortodoxas sin un contexto tradicional, distanciando aún más los objetos de un tiempo y un lugar concretos. Este enfoque crea un distanciamiento deliberado, amplificando la sensación de inestabilidad dentro de la imagen. La deliberada lentitud de la obra, con su delicada aplicación de la pintura y el uso comedido del color, anima al espectador a participar a su propio ritmo, fomentando la contemplación y la absorción de la imagen.
“Lo que queda después de la mirada” estará comisariada por Andrea Torriglia de Altolaguirre. Andrea comenzó su carrera en la industria directamente en Nueva York tras realizar el máster de arte contemporáneo en Sothebys, becada con una “fulbright”. Nada más acabar su máster, trabajó para un coleccionista privado gestionando su colección, enfocada en artistas de los 80 de la escena neoyorquina como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, George Condo y Kenny Scharf, entre otros. En 2022, un buen amigo y dealer le propuso que participara en el proyecto de Gratin y, desde entonces, es la directora de esta prestigiosa galería.
Además, en paralelo, también ha estado curando y organizando exposiciones en distintos países para dar a conocer a jóvenes promesas de la escena del arte contemporáneo y, sobre todo, enfocándose en mujeres artistas con su proyecto “Vaandart”. En está ocasión, Andrea está ilusionada por mostrar la obra de Jara Lopez Sastre en Madrid, ya que las dos son madrileñas de cuna.