Un equipo de investigadores del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS) y del Hospital Ramón y Cajal, liderado por el Dr. Bruno Sainz, y responsable del Grupo BIOMARCADORES Y ABORDAJE PERSONALIZADO DEL CÁNCER (BIOPAC), grupo perteneciente al Área 3 “CÁNCER” del IRYCIS, con la autoría principal de Juan Carlos López-Gil, investigador predoctoral del Grupo IRYCIS y del IIBM-UAM (@IIBmCSICUAM) y accésit en la I Jornada de Investigación de Estudiantes de Doctorado del IRYCIS (JOINED IRYCIS 2022), han publicado recientemente un trabajo en la prestigiosa revista GUT.
En este trabajo también han participado otros miembros del IRYCIS y del Hospital Universitario Ramón y Cajal: colaboradores/as del Grupo BIOPAC (Diego Navarro, Adrián Palencia, Sonia Alcalá, Sandra Batres-Ramos, Julie Earl, Emma Barreto, Mercedes Rodríguez (Servicio Oncología Médica) y Alfredo Carrato), de otros grupos del IRYCIS del misma área (Ignacio Ruz-Caracuel Patología molecular del cáncer y Servicio Anatomía Patológica), de otras áreas (Carolina de la Pinta Biomarcadores y dianas terapéuticas y Servicio Oncología Radioterápica, Ana García Enfermedades hepáticas y digestivas y Servicio Digestivo, Alfonso Sanjuanbenito Cirugía endocrino-metabólica, digestiva y nutrición y Servicio Cirugía general y digestivo), de la UCA Biobanco y Biomodelos (Laura Ruiz-Cañas), así como de otras instituciones nacionales e internacionales, por lo que se trata de un trabajo altamente colaborativo y multidisciplinar.
Durante los últimos diez años, el equipo liderado por el Dr. Sainz ha desarrollado un proyecto en el cual han identificado una población de células madre de cáncer de páncreas (CSCs) presentes en modelos de ratón de esta enfermedad. Estas células, conocidas como la raíz del tumor, son las responsables de las recidivas tras el tratamiento con quimio o radioterapia.
Curiosamente, el cáncer de páncreas es también uno de los tumores más resistentes a inmunoterapia. Sin embargo, hasta la fecha, los mecanismos por los que las CSCs logran evitar su eliminación por el sistema inmune no están claros. En un tumor, como es el de páncreas, donde el sistema inmune no está muy presente, encontrar nuevas dianas terapéuticas que puedan facilitar el reconocimiento y eliminación de las células tumorales es vital para mejorar los efectos de la inmunoterapia, considerada como la gran promesa de la terapia oncológica.
El estudio ha permitido identificar a la proteína PGLYRP1 como una de las causantes de esta evasión inmunitaria en las CSCs. El trabajo, en el cual se han empleado modelos animales y muestras de pacientes, ha explicado por primera vez el papel de PGLYRP1 en cáncer de páncreas y ha sentado las bases para desarrollar tratamientos contra esta proteína.
Según indica el Dr. Sainz: “Cuando eliminamos PGLYRP1 de las células tumorales, vemos que el sistema inmune responde atacándolas, lo que impide que se forme el tumor primario y que estas células se diseminen formando metástasis” y “Ahora estamos desarrollando terapias que sirvan para bloquear o eliminar esta proteína con la esperanza de poder combinarlas con los tratamientos actuales y atacar por otro frente a las células madre”.
Durante los últimos cuatro años se ha podido descifrar el por qué las CSCs producen esta proteína en cáncer de páncreas. En palabras de Juan Carlos López-Gil: “Hemos visto que las células del sistema inmune intentan eliminar a las células tumorales produciendo el factor de necrosis tumoral. PGLYRP1 es muy similar a este factor e interacciona con el mismo receptor bloqueándolo. Al final, las CSCs se protegen utilizando una llave incompleta (PGLYRP1) para bloquear la cerradura (el receptor) y así evitar la muerte causada por el factor de necrosis tumoral (la llave completa)”.
Finalmente, la Dra. Susana García-Silva (CNIO) añade: “Es curioso como una proteína empleada por nuestras defensas para combatir a las bacterias, es empleada por el cáncer de páncreas para protegerse de esas mismas defensas” y asegura que “entender estos mecanismos con los que las células tumorales abusan de procesos fisiológicos es clave para poder “re-educar” al ambiente que rodea el tumor para que reaccione contra él”.