Si Suma Flamenca se inspira este año en La Niña de los Peines, la cantaora granadina Estrella Morente la tiene (a la artista sevillana y al toque eterno del Niño Ricardo) como eje principal de Estrella y Rafael, estreno absoluto en el festival de la Comunidad de Madrid, que abre con él el martes 31 en Teatros del Canal su última semana.
El Rafael del título del espectáculo es Rafael Riqueni, uno de los mejores guitarristas del mundo. Él y Estrella Morente se pasean en este recital por distintos palos del flamenco. Hacen un recorrido por los grandes maestros del flamenco, convirtiéndose así en recuerdo, homenaje, evocación y agradecimiento a aquellos niños y niñas que ha regalado el arte jondo en las décadas de los 20, 30 y 40 del siglo XX: Niño Ricardo, Dolores Jiménez Alcántara «La Niña de la Puebla» y José Tejada Martín, conocido como el Niño de Marchena, entre otros grandes.
Memoria de infancia
Estrenado en 2019, ¡Viva! es un espectáculo que ha revolucionado el flamenco y que se llevó el premio de la crítica especializada del Festival de Jerez 2020 y el Premio Max del público como Mejor Espectáculo de las Artes Escénicas de 2020. Su creador, el bailarín y coreógrafo Manuel Liñán, Premio Nacional de Danza de 2017, expresa en esta obra, que exhibe en Suma Flamenca (miércoles, Teatros del Canal), su memoria de infancia.
Ha evocado Liñán cómo de pequeño se encerraba en su cuarto y se vestía con la falda verde de su madre. Se adornaba el pelo con flores, se maquillaba, y bailaba a escondidas. De ese recuerdo nace Viva, que bucea en el universo fascinante del travestismo y lanza un grito a la libertad de la transformación.
O../O../.O/O./O. (Soleá) (jueves, Teatros del Canal) es un proyecto de la coreógrafa María Moreno en el que da un paso más en su búsqueda vital y artística, explorando los límites de este palo, replanteándose su propio germen definitorio. Partiendo de la estructura tradicional de la soleá -introducción de la guitarra / ayeo de salida / cante de preparación / falseta / cante valiente / escobilla / soleá por bulería-, cada bloque del proyecto se vertebra alrededor de cada una de esas partes y propone una vuelta de tuerca a los parámetros que la definen, ahondando en conceptos como la dictadura del ritmo, la libertad tonal y el cromatismo, o el doble uso de la voz -melódica y dramatúrgica-, poniéndolos en relación con otros conceptos como la percepción del tiempo y el espacio a través del uso de instrumentos que los desafían, como la zanfoña, o la superposición de universos sonoros paralelos.
La celebre guitarra de Antonio de Torres
En La Leona (viernes, Teatros del Canal), la bailaora Olga Pericet busca el diálogo entre el animal y el instrumento en la simbología de La Leona, la célebre guitarra de Antonio De Torres, que podría considerarse el primer prototipo de guitarra española y flamenca. Junto a un equipo de músicos, Pericet se desnuda física y espiritualmente en una experiencia única e íntima con los espectadores.
El flamenco gaditano es mucho más que las alegrías, unos aires o una forma de cantar, como mostrarán Yeyé de Cádiz y Carmen de la Jara en Cádiz, profunda y vibrante (viernes, Centro Cultural Paco Rabal), segundo estreno absoluto de esta semana.
Creadora de cantes y de estilos, puerta de entrada de músicas africanas y americanas que supo asimilar y aflamencar, la ciudad de Cádiz y su área cercana de influencia, los Puertos, tienen un enorme bagaje de cantes flamencos: polo del planeta, soleares de Paquirri, seguiriyas del Viejo de la Isla, caña de Curro Dulce, tangos y tientos del Mellizo… y una forma de cantarlos… y un compás que en este recital encarnan ejemplarmente los gaditanos Yeyé y Carmen.
Las Raíces de Rebeca Ortega
Alegrías, taranto, tangos, bulerías, farruca y la soleá pespuntean la danza de Raíces, que Rebeca Ortega estrena en la Comunidad de Madrid dentro de Suma Flamenca (viernes, Centro Comarcal de Humanidades Sierra Norte – La Cabrera).
En las letras de esos cantes se expresa, por un lado, la victimización y la melancolía; y por otro, el poder de superación y la valentía referidos a la mujer, centro de Raíces y espejo de su evolución de un pasado de lamento a un porvenir airoso: una mutación del pensamiento y la conciencia femenina en el siglo XXI.
Flamenco tradicional en los pies de un brasileño
Cante, baile y toque en su forma más auténtica, sin concesiones, propone el joven y premiado bailaor brasileño Gabriel Matías en Terra, otro de los estrenos absolutos de esta semana (viernes, Real Coliseo Carlos III – San Lorenzo de El Escorial).
Nacido en 1994, Matías se instaló en Madrid en 2015 para estudiar en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila. Su ascendente predicamento se le ha reconocido con premios como el de la Fundación AISGE al Bailarín Sobresaliente en el XXX Certamen de Danza Española y Flamenco de Madrid de 2021. O el de Mejor solista profesional figura masculina en el Concurso Internacional de Baile Flamenco Puro del Festival de Jerez de 2019. Ahora, revisando el repertorio del baile flamenco tradicional desde una perspectiva personal lo encumbra en Terra.
También acoge Suma Flamenca otro estreno en la Comunidad de Madrid, el de Jardín impuro, del bailarín y coreógrafo sevillano Andrés Marín (sábado, Teatros del Canal). Ese jardín es, en la mente del artista, una metáfora del exilio de los flamencos, el lugar, más allá del jardín del Edén, de los ortodoxos, al que creadores como él viajan, porque allí se encuentran la aventura, la osadía, la libertad de no atenerse a leyes.
Originalmente, Jardín impuro fue un encargo que le hizo a Marín el Museo Picasso de París, y que ha ido transformándose en un lugar que permite al bailaor circular libremente por su universo, por su imaginario, sin ningún tipo de ataduras.
Homenaje a su ciudad, Madrid, Vanesa Coloma, bailaora, coreógrafa y directora, vuelca a través del flamenco en Castiza (sábado, Centro Cultural Paco Rabal) sus vivencias en la capital de España, en las genuinas aportaciones artísticas que cambiaron el rumbo del flamenco. Todo ello enmarcado en el género de la revista, recuperando esa picardía teatral y aflamencando estilos claves como el chotis, los pasodobles y la copla, motivando una afectuosa regresión para todos y en especial para los mayores.
Este espectáculo flamenco cuenta con música en directo y grabada para situar la época. Para ello, Coloma rescata bailes flamencos tradicionales de Madrid como los caracoles, la farruca y esa rumba de los años 80 tan especial de la movida madrileña.
Aroma tropical
El sonido de la guitarra del granadino Carlos de Jacoba se impregna metafóricamente en Motril (sábado Centro Comarcal de Humanidades Sierra Norte-La Cabrera) de las condiciones climatológicas que han favorecido el cultivo de la caña de azúcar en Motril, la tierra madre del artista. Esas condiciones evocan el aroma tropical a mango, chirimoya, nísperos y guayabas que De Jacoba, debutante en el disco en 2019 con Alpaca real, hace brotar de las cuerdas de su guitarra.
La bailaora Estela Alonso recupera la escuela bolera en A la luz del candil, (sábado, Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial), un espectáculo que emula a aquellos antiguos cafés cantantes donde surgieron los primeros bailes del candil a la luz de las velas. En ellos, el flamenco proveniente de los gitanos compartía escenario con bailarinas de una clase social más elevada, que estudiaban danza clásica, una escuela llegada de Europa importada de los ballets rusos.
De esa relación de ambas disciplinas surgió la danza de la escuela bolera, de ejecución técnica rápida y vivaz enriquecida con movimientos corporales más raciales y envueltos con el sonido de las castañuelas que al compás de esos ritmos flamencos dieron lugar a bellísimos bailes de gracia y destreza.
Eva Yerbabuena, una de las cumbres de la danza flamenca en las últimas décadas, culmina Suma Flamenca con todos los honores del estreno de su último espectáculo, Yerbagüena (domingo 5 de noviembre, Teatros del Canal).
La galardonada creadora granadina con el Premio Nacional de Danza (2001) y la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España (2017) ejecuta un solo acompañada por el guitarrista Paco Jarana, encargado de la dirección musical de las producciones de la artista y responsable del universo sonoro que ha crecido parejo a la danza de la Yerbabuena. Ponen las voces Miguel Ortega, Alfredo Tejada, Segundo Falcón y El Turry, y José Manuel Oruco, el baile y percusión.
En Yerbagüena se hace presente la singularidad, la versatilidad, de esta bailaora única: tradición, esencia, atemporalidad, fuerza y respeto.