Los jardines del Buen Retiro cuentan con un olivo centenario que puede ser admirado por quien lo desee en una de las praderas próximas a la entrada de la Puerta del Ángel Caído. Su edad estimada es de 627 años, siendo su fecha de origen aproximada el año 1396.
El nuevo inquilino pesa cinco toneladas, mide cerca de tres metros de alto y su tronco cuenta con un diámetro aproximado de tres metros. Pese a sus modestas dimensiones en comparación con otros árboles de más porte, se ha convertido en el ejemplar más ‘anciano’ que adorna el parque madrileño, superando en edad al histórico ahuehuete situado en la entrada al jardín por la puerta de Felipe IV.
El Área de Medio Ambiente y Movilidad ha adquirido este olivo centenario en un vivero del municipio madrileño de Carabaña tras adherirse a la iniciativa ‘Un Árbol por Europa’, de la asociación juvenil Equipo Europa, que cuenta con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo en España y que, desde 2021, se ha extendido a todo el continente. El objetivo de este proyecto es que todos los municipios españoles planten al menos un árbol como símbolo de su compromiso con la sostenibilidad local y de su lucha contra la deforestación en Europa.
Presencia del olivo en El Retiro
La presencia de esta especie en el Retiro no es casual, ya en el conocido Plano de Texeira de 1656, se aprecia que alrededor de la actual Basílica de Atocha se encontraba el conocido como Olivar de Atocha. La tapia de ese olivar era colindante con la cerca de El Retiro y los reyes podían entrar directamente desde El Retiro al olivar y a la Virgen de Atocha.
En la actualidad, es posible ver un número importante de olivos en la colina del Bosque del Recuerdo; asimismo, cerca del lugar y al lado de una ría, se encuentra el olivo más grande del parque. También hay olivos en la zona del Antiguo Reservado, en los jardines de Cecilio Rodríguez y en la Montaña Artificial.
Elemento agrario y ornamental
El olivo es una especie típicamente mediterránea. Es sensible a las heladas, si bien puede soportar temperaturas de hasta -10 °C, aunque su resistencia al frío dependerá de la variedad del árbol.
Además del carácter agrario del olivo, destaca su importancia como especie ornamental y jardinera. Como ejemplo de su presencia como elemento ornamental en Madrid, hay ejemplares procedentes de Martos (Jaén) en la plaza de Colón, en los ajardinamientos junto a los motivos de la conmemoración del descubrimiento de América, también en la plaza de España o en el Palacio de la Moncloa, donde se instalaron tres olivos al inicio de los años 80.
Son árboles frondosos y que tienen un crecimiento lento, no sobrepasando los diez metros de altura. Una de sus características principales es que se trata de un árbol muy longevo y con una gran capacidad de regeneración. Su utilización en jardinería se debe principalmente a la facilidad con que pueden ser trasplantados en su edad adulta, normalmente como ejemplar aislado.