por Maysoun Douas, concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid.
Tras el cierre del Mercado de Orcasur, en Madrid existe la necesidad de un nuevo proyecto para cubrir las demandas vecinales y restaurar las actividades económicas en la zona. El Gobierno actual presentó un plan de mercados para el periodo de 2017 a 2021, y ya entonces no respondía a las necesidades de la población. Dicho plan, como es lógico, no contaba con una pandemia o una guerra que está causando estragos en el comercio. Si antes el cambio era necesario, ahora es obligado.
Una debacle financiera asfixió al Mercado de Orcasur, que se vio abocado a cerrar en 2018, sin embargo, cuatro años después y según la Subdirección General de Recaudación de la Agencia Tributaria, se enfrenta a una deuda de más de 390.000 euros.
Aún así, el Ayuntamiento prometió levantar un edificio para devolver el comercio a los barrios del sur. El problema es que un mercado es mucho más que eso. Los mercados municipales son espacios de cohesión social y dinamización económica de los barrios, donde se teje el tejido barrial, y no parece haber una estrategia por parte de la Dirección de Comercio para impulsar todo aquello que no sea un ladrillo sobre otro.
Las asociaciones de comerciantes y vecinales de Usera tienen muy claro que es lo que quieren y necesitan en su barrio: un plan municipal que combine inversiones públicas y privadas, que haga que el tejido comercial que ya existe no muera. Pero, el Gobierno de Madrid no dialoga con los vecinos del sur. Ni siquiera parece tener claro cómo se van a fomentar las actividades de los comercios que se quieran abrir a corto plazo a través de un estudio socioeconómico. No existe un plan definido.
Es cierto que el Ayuntamiento de Madrid ofreció ayudas. Pero las convocó en verano, durante el periodo vacacional de personas autónomas, empresas e incluso personas en paro, que necesitaban descansar tras todo lo vivido a raíz de la Pandemia.
Esto no hay cómo justificarlo. Porque gestionar en definitiva es resolver problemas, no generarlos. Pese a propuestas y debates, el grueso de ellas salieron en verano, con periodos breves y condiciones difíciles para buena parte de los comerciantes. Y en enero seguían pendientes de ejecutar buena parte de los fondos, especialmente para personas autónomas.
Tras debatir sobre esta agosticidad en las ayudas del año pasado, en el 2022 sorprendentemente 12 de las 16 subvenciones listadas por las distintas áreas de Gobierno, tiene sus convocatorias previstas para el ¨tercer trimestre del año¨, según el calendario de subvenciones.
De esto depende un volumen importante de nuestro comercio. Muchos comerciantes y autónomos a duras penas sostienen sus negocios en pie más allá del verano. Estas ayudas podrías haber salvado del cierre de comercios, quizá fueran el colchón para abordar la digitalización, o para adaptase a un nuevo modelo de negocio, sin embargo, en lugar de un alivio, parecen una penitencia.
Además de las ayudas, se podían haber impulsado hábitos de consumo saludable, talleres de empleo, revitalización de las zonas… Pero nos encontramos con desidia, descoordinación, inmovilismo y, lo más grave de todo, abandono, que conduce al ostracismo de nuestros barrios.
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Y la solución de Más Madrid es crear un “Centro Flamenco en el Mercado Orcasur»
Presentado en las enmiendas a los presupuestos 2023