La FRAVM ha hecho público este martes, 25 de junio, un informe sobre los usos del suelo en la región madrileña que da fe de la enorme expansión de la huella urbana de los últimos años, en detrimento de las zonas agrícolas y forestales.
Realizado por el sociólogo y responsable de Urbanismo y Vivienda de la federación Vicente Pérez Quintana, el documento analiza los resultados del proyecto europeo Corine Land Cover de 2018 en nuestra comunidad autónoma.
Con el informe, la FRAVM persigue dos objetivos: estudiar la distribución de usos de suelo en la Comunidad de Madrid atendiendo a una división en grandes regiones y mostrar su evolución y transformaciones respecto al año 2000. Sus 71 páginas se dividen en cuatro capítulos.
En el primero el autor expone la distribución del suelo según usos y zonas estadísticas, a partir de diversas tablas numéricas extraídas del archivo GeoPackage que proporciona el Centro Nacional de Información Geográfica, mediante el programa SIG QGIS. El resultado es uno de los aspectos más valiosos del trabajo.
El segundo capítulo pone el foco en los cambios más importantes que han tenido lugar en los últimos ocho años, mientras en el tercero se cruzan los datos de los dos primeros capítulos con información estadística sobre población, ocupación y otras variables. Finalmente, el cuarto capítulo está reservado a las conclusiones más relevantes.
Pérez Quintana organiza el informe a partir de las siguientes hipótesis de trabajo:
− El crecimiento de la huella urbana sigue un patrón extensivo, de modo que ésta aumenta más aprisa que la población y que la actividad económica, dos de los factores fundamentales de la formación de suelo artificial.
− La expansión de la huella se articula con el desarrollo de la red viaria de gran capacidad, toda vez que la primera entraña un gran aumento de las distancias.
− Uno de los elementos impulsores de la sobreartificialización del suelo es la actualidad de la ciudad difusa.
− A la vez, un subproducto del avance de la huella urbana es el desperdicio de suelo en forma, entre otras, de bolsas de terrenos urbanizados y edificaciones sin uso o infrautilizados.
− Hace mucho tiempo que se ha producido el salto del crecimiento de la huella a escala de los municipios al crecimiento a escala metropolitana y regional.
− La ampliación de la mancha urbana responde al doble patrón de crecimiento en forma de mancha de aceite y a saltos: la huella existente se amplía y, a la vez, surgen desarrollos más o menos aislados. En una segunda fase, los espacios intersticiales vacíos se van rellenando.
− Sobre ese esquema aparece un fenómeno nuevo gracias al salto a la escala metropolitana: la progresiva aproximación de las huellas de los municipios vecinos hasta plasmar continuos urbanos.
− Los patrones de formación del suelo artificial no son homogéneos según qué características socioeconómicas de la población y según que actividades económicas. En tal sentido, una hipótesis plausible es que los estratos sociales con mayor nivel económico -respecto de los estratos con menor nivel- hacen un uso más extensivo del suelo, a la vez que buscan espacios con mayor calidad y dotación medioambiental, paisajística, capital social fijo…
− El precio del suelo es una variable crucial en la dirección de la expansión de la huella urbana.
− El crecimiento de la huella urbana tiene lugar, obviamente, a costa de las zonas agrícolas y/o forestales. El recorte no es aleatorio, sino que está determinado por una especie de ley del mínimo esfuerzo: es más probable la incorporación a los suelos artificiales de suelos de menor valor medioambiental.
− No solo cuentan los intercambios entre suelo artificial y terrenos agrícolas y forestales. También es trascendental las transformaciones dentro de las distintas clases que componen ambas categorías y entre ellas. La hipótesis es que el sentido general de los cambios va en la dirección de la degradación ecológica.