Las celebraciones navideñas suelen venir acompañadas de comidas copiosas, dulces, alcohol y horarios irregulares. Para las personas con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) —como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa—, mantener ciertos hábitos puede marcar la diferencia entre unas fiestas tranquilas o la aparición de molestias y brotes digestivos.
Los especialistas en EII recuerdan que la clave está en disfrutar con moderación y planificación, adaptando los menús festivos a las necesidades digestivas de cada persona.
Recomendaciones clave para estas fiestas
1. Planifica tus comidas: la técnica culinaria importa
La forma en que se preparan los alimentos es tan relevante como los ingredientes mismos. Las grasas sometidas a altas temperaturas (como en los fritos) generan compuestos que pueden irritar la mucosa intestinal ya de por sí sensible.
Consejo extra: Si vas a ser invitado, comunica tus necesidades con antelación o propón llevar un plato que sepas que te sienta bien. Prioriza las cocciones que mantienen el jugo del alimento sin añadir grasas pesadas, como el papillote o el asado en su propio jugo.
2. Controla las raciones y los tiempos: la importancia de la masticación
El proceso digestivo comienza en la boca. En las comidas navideñas, las conversaciones suelen hacer que comamos más rápido y traguemos aire (aerofagia), lo que aumenta el gas y la presión abdominal.
Consejo extra: Aplica la regla de «pequeños platos». Utilizar un plato de menor tamaño te ayudará a controlar visualmente la cantidad. Masticar cada bocado concienzudamente facilita que el estómago y el intestino trabajen menos en la degradación de los alimentos.
3. Elige bien las proteínas: menos grasa, mejor digestión
Las carnes rojas y los embutidos (típicos en los entremeses) contienen grasas saturadas y, a menudo, conservantes o especias que pueden actuar como disparadores de síntomas.
Consejo extra: El pescado blanco (merluza, bacalao fresco, besugo) es una excelente fuente de proteína de fácil digestión. Si prefieres carne, el pavo es el aliado navideño por excelencia debido a su bajo contenido en grasa y alta palatabilidad.
4. Cuidado con los dulces y el alcohol: atención al azúcar oculto
El azúcar refinado y el alcohol tienen un efecto osmótico; es decir, atraen agua al intestino, lo que puede provocar diarrea inmediata en personas con EII. Además, el alcohol es un conocido irritante de la barrera intestinal.
Consejo extra: Evita los sorbetes con alcohol entre platos. Para el postre, las manzanas o peras asadas con canela son una opción reconfortante, festiva y muy fácil de digerir. Si vas a brindar, hazlo con una cantidad simbólica y asegúrate de haber comido algo antes.
5. Hidratación y descanso: la base de la estabilidad
El estrés de las compras y las reuniones, sumado a la falta de sueño, eleva los niveles de cortisol, una hormona que puede influir negativamente en la inflamación intestinal.
Consejo extra: No olvides tu medicación. Es común que, con el cambio de horarios, se produzcan olvidos. Usa alarmas en el móvil. Respecto a la hidratación, el agua debe ser tu bebida principal; evita las bebidas con gas (refrescos) que provocan hinchazón dolorosa.
6. Escucha a tu cuerpo: actúa ante las señales de alerta
La EII es muy individualizada; lo que a un paciente le sienta bien, a otro puede causarle molestias. Es fundamental no ignorar los «pequeños» avisos como calambres o cambios en el ritmo deposicional.
Consejo extra: Ten siempre a mano un «kit de rescate» o una lista de alimentos permitidos (dieta blanda: arroz blanco, zanahoria cocida, pechuga de pollo hervida) para volver a la normalidad en cuanto notes una ligera irritación. No esperes a que el malestar sea mayor para frenar y descansar.
Disfrutar sin renunciar al bienestar
Las fiestas no tienen por qué estar reñidas con la salud. Con pequeñas adaptaciones, las personas con EII pueden participar plenamente en las celebraciones, cuidando su digestión y bienestar. La prevención y el autocuidado son los mejores aliados para mantener el equilibrio durante estas fechas.
