Urólogos del Hospital Clínico San Carlos, centro público de la Comunidad de Madrid, han incorporado una técnica basada en la introducción de vapor de agua a alta temperatura para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata y reducir su tamaño, con el fin de mejorar el flujo de orina.
La técnica consiste en aplicar vapor de agua a 70 grados centígrados mediante varias punciones, con sedación, directamente sobre la parte hipertrofiada de la próstata, que es la causante de los problemas al obstruir el paso de la orina. De esta manera, el vapor de agua a alta temperatura consigue disminuir la compresión sobre la uretra mejorando el flujo de la orina y los síntomas provocados por el crecimiento de la próstata, sin afectar a órganos próximos como la uretra o la vejiga.
Se lleva a cabo de manera ambulatoria y los pacientes son dados de alta en el mismo día, con una sonda que se suele retirar a partir del quinto o sexto día, experimentando una notable mejoría a partir del primer mes, cuando el órgano se empieza a desinflamar, manteniéndose la mejoría a lo largo de los años. La incorporación de esta técnica amplía la cartera de servicios de este hospital público madrileño, completando la gran mayoría de posibilidades terapéuticas existentes para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata.
Técnica prometedora que evita cirugías abiertas y puede resultar definitiva
Esta técnica, de la que se podrían beneficiar personas con próstatas no excesivamente grandes, de hasta 80 gramos de peso, “resulta prometedora porque puede acortar las listas de espera quirúrgicas ya que permite realizar más procedimientos en menos tiempo y con buenos resultados”, afirma el jefe del Servicio de Urología del Hospital Clinico San Carlos, Jesús Moreno.
Disponer de esta tecnología desde un punto de vista clínico puede suponer “la posibilidad de evitar cirugías abiertas y ofrecer a nuestros pacientes alternativas menos agresivas que otros tratamientos más convencionales. Otra de sus ventajas es que no interfiere en la eyaculación y, en muchos casos, resulta definitivo para el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata, aunque en los casos en que no resulte así se podría repetir sin ningún perjuicio para los pacientes ya que no deja cicatrices que pudieran condicionar tratamientos posteriores”, prosigue Moreno.
La próstata es una glándula del sistema reproductor masculino que, por lo general, sigue creciendo en la edad adulta. Si crece demasiado se produce una hiperplasia, pudiendo comprimir y presionar la vejiga y la uretra, lo que provoca frecuentes problemas al orinar.
Entre las afecciones derivadas de la hiperplasia de próstata se encuentra la disminución del calibre y fuerza de la orina, necesidad de orinar frecuentemente, dificultad al comenzar a orinar o hacerlo entrecortadamente, sensación de que la vejiga no se vacía del todo manteniendo las ganas de orinar después de haberlo hecho y urgencia para orinar, con el inconveniente añadido de no encontrar un urinario cerca en numerosas ocasiones.
En última instancia, la hiperplasia benigna de próstata podría generar complicaciones, si no se trata adecuadamente, como infecciones de las vías urinarias, cálculos o daños en la vejiga y también en el riñón.
El vapor de agua a alta temperatura es una alternativa a los tratamientos convencionales. Actualmente, en personas con próstatas pequeñas y medianas, se viene realizando una resección transuretral. En aquellas personas con próstatas grandes, a partir de 90 o 100 gramos de peso, la cirugía abierta y/o la enucleación con láser holmium para quitar el adenoma que cubre la próstata y provoca la obstrucción, suele ser el tratamiento de elección.
Puede ser aplicada en personas anticoaguladas o antiagregados, en pacientes que deseen mantener eyaculaciones en sus relaciones sexuales, en personas con escasa mejoría tras otro tratamiento médico o que no tienen tolerancia a otros tratamientos, o en aquellos que presentan alta comorbilidad o riesgo quirúrgico.