José Manuel Pérez Tornero ha dimitido este lunes, 26 de septiembre, de su cargo como presidente de RTVE tras un año y medio en el puesto después de estar cada vez más aislado en el Consejo de Administración del ente público: «ya no se dan las condiciones mínimas para el consenso transversal, ni para la conformación de una mayoría plural, estable y coherente; y, en muchas ocasiones, ni tan solo el clima propicio al diálogo que necesitamos para culminar el proyecto».
En una carta remitida a los medios de comunicación, Tornero recuerda que hace dieciocho meses, las Cortes, «al concederme la presidencia de RTVE, me encargaron la misión de llevar adelante el proyecto de gestión que presenté al concurso público. Un proyecto que diseñaba una transformación profunda de la corporación. Y en el que quedaba meridianamente claro que no se trataba de una simple operación de maquillaje, ni de un simple lavado de cara».
Los objetivos, señala, «eran muy explícitos. Gestionar con un consenso amplio, sin partidismos; con profesionalidad e independencia; afianzar el pluralismo interno y dejar atrás la fragmentación corporativa. Pero, sobre todo, se trataba de hacer que RTVE contribuyese a crear una esfera pública sosegada, dialogante y sin polarización. Lo importante, pues, era lograr que RTVE acompañara la transformación del país, la profundización de la democracia, el avance de la ciencia, de la cultura y del bienestar social».
«Fui, desde un principio, consciente de la complejidad y dificultad de la tarea; y de que estábamos ante un proceso que -como todos los de transformación- eran de largo recorrido; que requerían una paciencia que muchos no tendrían», expone, añadiendo que «pese a todos estos inconvenientes, siempre me dio fuerza y paz interior el saber que, por un lado, tanto mi equipo como yo mismo, pondríamos lo mejor de nosotros en cumplir la misión. Y, por otro, que, en cualquier caso, en el mismo instante en que yo tuviese indicios de que el proyecto que me habían encargado las Cortes no era viable, lo reconocería públicamente -sin dudarlo un segundo-y nunca me aferraría a la presidencia. Pues bien, ese momento ha llegado. Es ahora».
«Creo, honesta y humildemente, que hemos avanzado mucho en estos pocos meses y que se han sentado las bases de la transformación. Pero, al mismo tiempo, he de reconocer que, tomando en cuenta muchos factores, ya no se dan las circunstancias para sostener la viabilidad de mi proyecto. Es, pues, el momento de dar cuenta de lo avanzado y de explicar por qué se impone dar un paso al lado. Debo exponer que, en estos meses de mi mandato, con la entrega y el entusiasmo de muchas personas -con mis errores y aciertos-, hemos conseguido algunos objetivos nada desdeñables», señala Tornero.
Enumera que «hemos contribuido al diálogo sereno, respetuoso e informado; a hacer avanzar un periodismo de calidad propio de RTVE, introduciendo más contextualización y análisis; y hemos ampliado nuestro compromiso con la programación relacionada con ciencia, la cultura, el cine español, las artes creativas y el deporte».
«Hemos renovado, en muy poco tiempo, formatos, programas y planes de producción que se encontraban, como mínimo, estancados. Consiguiendo nuevos formatos musicales y de concursos, apostando por los grandes eventos deportivos y culturales, lanzando nuevas líneas de ficción y colocando al cine español en primera línea. Lo que hace esperar una mejora de todos los índices de recepción», expone el hasta hoy presidente de RTVE.
«Hemos mejorado nuestra salud financiera y productiva; avanzado en el saneamiento económico (con casi treinta millones de euros de beneficios en 2022 y la perspectiva de equilibrio en 2023); y movilizando plenamente nuestra capacidad de producción», señala, a lo que añade que «hemos progresado en la descentralización de nuestra actividad, proyectando dos nuevos centros de producción en- Andalucía y Valencia; hemos estabilizado la plantilla con el próximo lanzamiento de una oferta pública de empleo de casi 2.000 puestos; y hemos sido capaces de movilizar más de 120 millones de euros de los fondos de recuperación para desarrollar nuestra tecnología, formación audiovisual, y promover la alfabetización digital».
En resumen, «hemos avanzado considerablemente, creo que se puede demostrar con datos y, sin embargo, insisto: creo que ya no se dan las circunstancias para seguir avanzando. Porque he constatado que, dentro del máximo órgano de administración de RTVE -y pese a los esfuerzos ímprobos realizados por algunos de sus componentes- ya no se dan las condiciones mínimas para el consenso transversal, ni para la conformación de una mayoría plural, estable y coherente; y, en muchas ocasiones, ni tan solo el clima propicio al diálogo que necesitamos para culminar el proyecto. Lo cual dificulta mucho la gobernabilidad de la empresa, e impide llevar a cabo la transformación con la que todos nos habíamos comprometido».
Por esta razón, «antes de tener que de dejar de lado mis convicciones y mi responsabilidad institucional con el compromiso adquirido, tengo la intención, en las próximas horas, de presentar mi renuncia a la presidencia de RTVE, y a formar parte de su consejo de administración. Vine a sumar y a construir, y me voy con la conciencia tranquila. Vuelvo a mi universidad con la satisfacción de haber hecho todo lo posible por contribuir a edificar una radiotelevisión pública, plural e independiente a la altura de las exigencias de nuestro tiempo y como nuestro país merece».
Finalmente, «quiero manifestar que mantengo intacto mi compromiso con el servicio público de radiotelevisión, y la convicción de que sigue siendo esencial para nuestras democracias. También conservo muy viva la esperanza de que, entre todos, con perseverancia y constancia, siempre será posible alcanzar nuestros ideales».