La Comunidad de Madrid lidera el desarrollo en Europa de las primeras guías sobre los efectos de los tratamientos oncológicos en el sistema cardiovascular. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ha inaugurado hoy el VIII Simposio Internacional de Cardio-Oncología Cardio Tox 2022, que se celebra en el Hospital público Universitario La Paz hoy y mañana.
Este encuentro congregará a especialistas de todo el mundo en este nuevo campo de conocimiento, destinado a la atención personalizada de pacientes oncológicos y supervivientes para prevenir y tratar el posible daño que pueda producirse en el corazón y en el sistema cardiovascular durante y después de sus tratamientos.
La Paz es un hospital público pionero en la implantación de este modelo de atención. En el año 2012 creó un equipo multidisciplinar de Cardio-Oncología, que inició su actividad clínica y de investigación con la puesta en marcha del registro CardioTox, liderado por el doctor José Luis López-Sendón, y de una consulta monográfica de alta resolución de Cardio-Oncología. Esta unidad atiende cada año a más de 1.500 pacientes.
De forma paralela, en 2014 se puso en marcha un programa de formación médica. En 2015 se creó un grupo de trabajo de Cardio-Onco-Hematología en la Sociedad Española de Cardiología en colaboración con las sociedades españolas de Oncología Médica, Hematología y Oncología Radioterápica, que han generado múltiples documentos de consenso y vías clínicas para facilitar el desarrollo de este tipo de programas en otros centros de todo el país.
En el simposio, organizado por el Hospital público La Paz y la Sociedad Española de Cardiología Clínica, se han presentado las primeras guías de la Sociedad Europea de Cardiología sobre este asunto sanitario, dirigidas por la doctora Teresa López-Fernández, especialista de La Paz y coordinadora del grupo de trabajo de Cardio-Oncología de la Sociedad Española de Cardiología, y por el doctor Alexander Lyon del Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones del Imperial College y del Servicio de Cardio-Oncología del Hospital Royal Brompton de Londres. El encuentro, además, cuenta con la participación de especialistas internacionales y nacionales que han trabajado, a su vez, en la elaboración de las guías de práctica clínica de esta especialidad.
El cáncer como factor de riesgo cardiovascular
Los avances terapéuticos en el manejo de los pacientes con cáncer, así como la prevención y detección precoz de los tumores más frecuentes han supuesto una mayor supervivencia, y una evolución desde un enfoque centrado en la enfermedad hacia otro que gira en torno a la persona. Los tratamientos pueden favorecer el desarrollo precoz de hipertensión o diabetes, aumentar las cifras de colesterol, desencadenar arritmias, insuficiencia cardiaca o aumentar el riesgo de trombosis. Todo ello afecta a la calidad de vida y empeora el pronóstico global de los enfermos, especialmente si obligan a interrumpir tratamientos que estaban resultando eficaces para controlar el cáncer.
En la actualidad, uno de cada tres pacientes con un nuevo diagnóstico de cáncer tiene antecedentes de problemas cardiovasculares o factores de riesgo que lo hacen más vulnerable a las terapias antitumorales. Además, estos tratamientos adelantan unos 20 años la edad de riesgo vascular, lo que conlleva a su vez que uno de cada tres enfermos con cáncer termine desarrollando complicaciones cardiovasculares.
La Cardio-Oncología está destinada a prevenir y tratar el posible daño que se puede producir en el corazón y en el sistema cardiovascular, durante y después de distintos procesos antitumorales. La cardiotoxicidad es un problema clínico creciente que constituye, junto con las segundas neoplasias, la causa más frecuente de mortalidad en supervivientes de cáncer. Puede aparecer tanto durante la fase activa del tratamiento como en el seguimiento posterior. Por ello, es de vital importancia organizar estrategias de prevención, acompañar al paciente durante el proceso de la enfermedad y guiarle para mejorar su salud cardiovascular.
Los equipos de Cardio-Oncología se encargan de realizar una valoración cardiovascular completa previa para identificar qué personas van a ser más vulnerables y van a necesitar una vigilancia más estrecha. Los avances en la imagen cardiaca, principalmente en la ecografía tridimensional y técnicas avanzadas de resonancia cardiaca, permiten monitorizar de forma precisa el tratamiento y detectar cambios subclínicos que son tratables, para prevenir su progresión a cardiopatías graves.