La pandemia mundial del coronavirus nos ha obligado a pasar mucho más tiempo del que nos hubiera gustado encerrados en casa, ya sea confinados o teletrabajando, lo que ha hecho que la salud visual de muchas personas se haya resentido, estando largas horas frente a pantallas electrónicas como ordenadores o móviles, sumado todo ello a los malos hábitos en el cuidado de nuestros ojos.
Por ello, cada vez son más las personas que recurren a expertos como la Clínica Rementería y a su cirugía refractiva ocular para solucionar sus problemas de graduación provocados por la miopía, la hipermetropía y/o el astigmatismo, y así eliminar la necesidad de gafas o lentillas.
En las últimas décadas, esta técnica ha avanzado mucho, y para los casos donde está contraindicado el láser excimer, o en aquellos que tienen graduaciones altas o muy altas, se suele aplicar la cirugía de lentes implantables personalizadas, que consiste en implantar una lente en el interior del ojo.
En las cirugías de lentes implantables personalizadas se usan lentes de colámero o ICL. Se trata de la última tecnología en corrección visual y está fabricado esencialmente del colágeno que genera el cuerpo naturalmente, lo que le permite estar en armonía con el ojo y brindar protección UV, que deja pasar la luz visible sin ninguna alteración.
Uno de los beneficios de estas cirugías, es la de librarse de las gafas: durante la pandemia se ha evidenciado la dificultad de usar gafas y mascarilla a la vez. Todos hemos sido testigos de la aparición de rostros famosos con las gafas empañadas. Sin embargo, esta no es la única desventaja de usarlas, también tenemos que sufrir su incomodidad. Día a día las gafas se nos caen fácilmente e incluso se rompen, principalmente las plásticas, lo que nos impide realizar muchas actividades deportivas o lúdicas e incluso ponernos algunos complementos. Y por si fuera poco, también debido a su uso diario nos pueden provocar marcas, manchas y ojeras.
Son muchos los que se decantan por usar lentillas frente a las desventajas de usar gafas, pero esta elección, lejos de ser una solución, se puede convertir en un problema, ya que una inadecuada higiene nos puede provocar una infección en el globo ocular, que se puede producir debido a la dificultad que atraviesan especialmente los principiantes, tanto para ponerse las lentillas como para quitarlas. Tampoco podemos olvidarnos que exceder el tiempo de uso indicado por el fabricante nos puede provocar intolerancia a las lentillas, úlceras superficiales o incluso infecciones.
Una de las razones por las que se ha puesto de moda la cirugía refractiva es la mejora de calidad de vida que supone, ya que proporciona una alta calidad visual, nos permite olvidarnos de nuestros problemas visuales y disfrutar de realizar nuestras actividades favoritas como viajes, actividades deportivas o recreativas sin necesidad de usar gafas, ni lentillas. Pero también porque nos permite leer cualquier documento, móvil, ordenador o tablet en todo momento, además de, por supuesto, mejorar nuestra estética.
Otra razón por la que muchas personas se han decantado por esta técnica es por motivos económicos, puesto que, al compararlo con el precio de las gafas y lentillas, el ahorro a largo plazo es notable, su precio es fijo, único y depende del tipo de problema visual.
Los expertos aseguran que las diferentes técnicas de cirugía refractiva avanzan siempre a favor del paciente, haciendo que la cirugía sea cada vez más segura, más precisa y con resultados más predecibles. El proceso es muy sencillo y rápido, ya que suele durar entre 20 y 30 minutos. Es una intervención ambulatoria (no requiere hospitalización) e indolora, ya que se aplica una anestesia tópica (gotas). La cirugía refractiva con lentes implantables personalizadas tiene la gran ventaja de que se puede llevar a cabo una nueva intervención en caso de que se aumente la graduación.