- Dan un 2,6 sobre 10 a la gestión de la Consejería a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis sanitaria y dan un suspenso respecto a la cantidad y calidad del material de protección que han tenido a su disposición.
- Siete de cada diez enfermeros se han visto obligados a reutilizar las mascarillas FPP2 o FPP3 para atender a personas afectadas por el coronavirus.
Un 47,6% de enfermeros han tenido síntomas compatibles con la COVID-19 en Madrid, según la encuesta difundida por el Sindicato de Enfermería SATSE, muy lejos del casi el 29% (28,75%) que se da a nivel nacional. De igual forma, dan un 2,6 sobre 10 a la gestión de la Consejería de Sanidad a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis sanitaria.
También suspenden, con un 3,3 sobre 10, la cantidad y calidad del material de protección que han tenido a su disposición, viéndose obligados siete de cada diez a reutilizar las mascarillas FPP2 o FPP3 para atender a pacientes y ciudadanos.
Estos resultados proceden del análisis que la empresa especializada en estudios online Sondea ha elaborado para el Sindicato de Enfermería, SATSE, tras realizar una encuesta a finales de mayo y principios de junio a un total de 8.218 enfermeras y enfermeros del conjunto del Estado sobre su situación y condiciones de trabajo en la actual crisis sanitaria del COVID-19.
En lo que respecta a Madrid, el estudio señala que nueve de cada diez profesionales de Enfermería encuestados han trabajado durante la crisis sanitaria (91,5%) y que nueve de cada diez han tenido contacto con pacientes diagnosticados o sospechosos de coronavirus (96,8%). De los enfermeros encuestados, un 47,6% aseguran haber tenido síntomas de la enfermedad, frente al 28,75% nacional.
En cuanto a las pruebas de detección, fueron realizadas, según la encuesta, al 92% de las enfermeras y enfermeros de la comunidad autónoma. El análisis apunta que a un 62,2% les han hecho pruebas PCRs, a un 42%, test rápidos, y a un 53,4%, estudios serológicos.
En lo que respecta a la protección con la que han contado para realizar su trabajo, la cantidad y calidad del material disponible ha sido valorado por los profesionales durante las peores semanas de la pandemia con 3,3 puntos sobre 10, siendo muy mal puntuada (de 0 a 4) por el 71%. En la actualidad sigue siendo percibida con una media de 5 y es suspendida por un 37,6% de los profesionales encuestados.
Asimismo, ocho de cada diez enfermeros consideran que necesitarían más información y formación sobre el manejo de los EPIs (81,3%), y un 43,1 por ciento declara no haber recibido ningún tipo de información y formación al respecto, frente al 35,83% a nivel nacional.
El material que más han tenido que reutilizar las enfermeros ha sido la mascarilla FPP2 o FPP3, en concreto, un 76,6% de los profesionales encuestados. Por otra parte, un 56,4% han reutilizado mascarillas quirúrgicas y un 62,8% batas impermeables, mientras que un 25,7% tuvieron que reutilizar trajes de buzo de los de un solo uso.
De otro lado, la encuesta pregunta a las enfermeras y enfermeros sobre la gestión de la Consejería a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis sanitaria, y le dan una nota media de 2,6 sobre 10, entre las más bajas del conjunto del Estado. En cuanto a la implicación del centro sanitario o sociosanitario en el que trabajan durante la crisis le dan una nota de 3,9 sobre 10, mientras que puntúan con un 5,5 sobre 10 a la implicación de su mando superior.
El estudio realizado también concluye que un 33,2% de las enfermeros de la comunidad autónoma de Madrid han realizado alguna denuncia, escrito de queja o similar respecto a las circunstancias de seguridad existentes en las semanas de crisis sanitaria.
Asimismo, la pandemia del COVID-19 ha afectado a la estabilidad del puesto de trabajo al 26,5% de los enfermeros encuestados. Un 21,8% de las enfermeros han necesitado ayuda psicológica por la sobrecarga laboral y duras condiciones que han tenido que soportar (estrés, ansiedad, contacto permanente con el dolor y, en muchas ocasiones, la muerte…), según el estudio realizado por Sondea.
“Las conclusiones del estudio no dejan lugar a dudas de que la falta de previsión y diligencia de las autoridades competentes ha puesto en grave riesgo a la salud y seguridad de las enfermeras y enfermeros, así como la de las personas de su entorno”, subraya SATSE Madrid, que insiste en que “todos los problemas, errores y deficiencias constatadas no pueden volver a producirse en caso de nuevos rebrotes de la enfermedad, porque sería una falta de respeto a la dignidad de los ciudadanos y de los profesionales”.