La Comunidad de Madrid pone en marcha, por segundo año consecutivo, el ciclo ‘Música en el Paular: Silencios’, una iniciativa que constará es esta ocasión de 10 conciertos a lo largo de 10 meses (desde este domingo 22 de septiembre, hasta el 21 de junio de 2020) y que tendrán como escenario el Real Monasterio de Santa María de El Paular.
Tras el éxito obtenido en la primera edición, la Comunidad de Madrid repite una segunda temporada de este ciclo que se ha convertido ya en un poderoso atractivo turístico y cultural para la zona. Esta iniciativa del Gobierno regional contribuirá, además, a dar a conocer el Real Monasterio de Santa María de El Paular y su entorno, uno de los enclaves más interesantes del turismo de nuestra región, y ayudar a devolverle ese destacado papel que tuvo en el pasado como foco cultural del centro peninsular.
La programación está compuesta por 10 extraordinarios conciertos gratuitos, (uno al mes), en los que se podrá seguir disfrutando de algunos de los mejores grupos españoles especializados en la interpretación con criterios historicistas y que están protagonizando una verdadera Edad de Oro.
El primero de los recitales tendrá lugar este domingo 22 a las 13:30 horas a cargo del conjunto Euskal Barrokensemble, que interpretará Trendement. Este viaje musical recorre cuatro etapas del laúd, solo y en diversas formaciones de cámara, para los que han compuesto grandes compositores a lo largo de la historia.
Desde las improvisaciones laudísticas de Oriente próximo, recogidas en el libro de la ciencia de Cantemir, pasando por el color andalusí de las pavanas peninsulares de Luys de Milán, para después recorrer la Europa renacentista, barroca y preclásica con músicas de Neusidler, Robert Johnson, Robert de Viseé, Vivaldi y Haydn.
Un tesoro arquitectónico lleno de historia
El Monasterio de Santa María de El Paular se encuentra situado en el valle del Lozoya, a 2 kilómetros del municipio de Rascafría. Se trata del primer monasterio cartujo que se instaló en tierras castellanas. Fue fundado en 1390 por Juan I, que concedió a los cartujos de Scala Dei unos terrenos que la corona poseía en el valle.
Las obras comenzaron el mismo año, probablemente bajo la dirección del maestro mayor de obras de la Catedral de Toledo, Rodrigo Alfonso. Un siglo después Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos, se puso al frente, realizando algunos de los trabajos más importantes, entre ellos, las puertas de la iglesia, uno de los más destacados ejemplos del gótico flamígero, o el claustro, de estilo gótico mudéjar.