La Junta de Gobierno bajo el gobierno de Manuela Carmena aprobó el pasado mes de mayo de forma definitiva la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos 2018-2022 elaborada por el Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid. Una estrategia que contemplaba la transformación de la recuperación y el tratamiento de residuos con el objetivo de «poner las bases para alcanzar en un futuro el residuo cero y la economía circular».

El texto fue aceptado inicialmente en Junta de Gobierno el pasado septiembre, comenzando el proceso de información pública. En este proceso se remitieron 12 escritos de alegaciones, algunas de las cuales fueron incorporadas al texto definitivo.

Entre otras, se incluyeron el compromiso de elaborar una ordenanza contra la contaminación odorífica, la obligación de presentar fianza a los promotores de eventos privados para garantizar la correcta gestión de residuos y el incremento de la dotación de puntos limpios de proximidad en el entorno de zonas comerciales y hoteleras.

Con un presupuesto de 1.554 millones de euros hasta 2022, la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos era, según el Consitorio del momento, «la herramienta destinada a la transformación de la gestión de los residuos de la ciudad de Madrid con el objetivo de minimizar los que se producen y gestionar mejor los que se generen, tratándolos como recurso; de este modo, se reduce el impacto ambiental de los mismos».

Este programa proyectaba ampliar la recogida selectiva de la materia orgánica para el 100% de la ciudadanía, así como las empresas de la ciudad de Madrid; impulsa el agrocompostaje y el aprovechamiento de este recurso; introduce más fracciones para recogida selectiva y avanza hacia la reutilización de los objetos para que tengan una segunda vida.

«Reducir los residuos generados, reutilizar y reciclar más son la base para conseguir los objetivos marcados por España y la Unión Europea. Conseguir reducir los residuos generados en un 10% respecto a 2010 en 2020, llegar a un 50% de preparación para la reutilización y el reciclaje de las fracciones reciclables en 2020; depositar un máximo del 35% de los residuos en vertedero y alcanzar un 2% de reutilización en residuos textiles, RAEE (residuos de aparatos eléctricos y electrónicos) o muebles son otros de los objetivos del plan, en línea con la normativa nacional y europea», exponía el texto.

Además, el Ayuntamiento de Madrid bajo el gobierno de Carmena se fijó reducir la incineración un 50% en 2022, con un horizonte de eliminación de esta técnica en 2025. y elaborar un plan de cierre al término de la vigencia del contrato de la incineradora que estudie en profundidad las necesidades, infraestructuras y servicios necesarios para el establecimiento de residuos cero y de la economía circular.

Objetivos de la Estrategia

La Estrategia tenía como fin «transformar la gestión de residuos para disminuir los que se producen así como aprovechar mejor los que se generan». Para ello, contaba con una serie de objetivos estratégicos.

En primer lugar, preveía implantar un modelo de gestión basado en «la participación ciudadana para dinamizar el compromiso social y ambiental de los vecinos y vecinas». Se pretendía fomentar además, entre todos los sectores económicos, «la trasformación de residuos en recursos impulsando la innovación, la competitividad y la creación de empleo de calidad».

Por otro lado, Madrid «liderará el cambio en la gestión de residuos hacia una economía circular y el residuo cero a través, entre otros, de la compra pública y de la contratación de servicios». También pretende concienciar sobre el coste de la gestión de residuos y avanzar en instrumentos económicos que incentiven la prevención, la reutilización y el reciclaje, además de penalizar la producción de residuos.

Actuaciones

La Estrategia de residuos marcaba como prioritarios la prevención y la reutilización. Proponía el apoyo a iniciativas de la economía social y solidaria para reducir los residuos y conseguir «buenos rendimientos sociales y laborales».

También se planteaba potenciar el programa de reutilización y recuperación de ropa y textil, continuando con la recogida a domicilio, a través del 010, y aumentando los puntos de recogida. Asimismo, se pretendía transformar los puntos limpios para asegurar la reutilización de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y otros residuos susceptibles de tener una segunda vida para potenciar la economía circular. Igualmente se quería aumentar significativamente la recuperación y reutilización de muebles y enseres, e iniciar la recogida separada de juguetes.

Entre las actuaciones previstas figuraba asimismo el desarrollo de campañas específicas en colaboración con sectores económicos sobre residuos concretos para su prevención o la lucha contra el desperdicio alimentario, para lo que se realizará un diagnóstico de la comida que se tira en la ciudad de Madrid y se elaborarán guías de buenas prácticas.

Se mejoraría la recogida selectiva de papel-cartón y vidrio mediante el establecimiento de frecuencias mínimas de recogida y la ampliación y mejora de la recogida puerta a puerta para el sector comercial. Además, en el caso del papel-cartón se mejoraría los sistemas antihurto, con acuerdos con el sector de recuperadores para que no admitan papel-cartón de origen no comprobado y con mayores inspecciones a estas instalaciones.

Además, se pretendía estudiar cómo incentivar a los ciudadanos que acudan a los puntos limpios por su colaboración en la reutilización y reciclaje. Y se incrementará el número de puntos limpios de proximidad. 

El plan de Residuos contemplaba también una importante transformación del Centro Tecnológico de Valdemingómez que mejore las tasas de recuperación de materiales, el tratamiento del 100% de los residuos, la reducción hasta la eliminación de la incineración, y un mejor aprovechamiento de los recursos recuperados como el biogás, a la vez que mitigue de manera significativa el impacto de olores.