por Rubén Couso, Responsable Territorial de Comunicación de UPYD en Madrid.
Pues resulta que no quería meterme en esto del conflicto de los taxis, pero después de varios días analizando la información que aparece en medios y RRSS, debo decir que creo que el sector del taxi ha metido la pata hasta el fondo. Tanto ha metido la pata que, creo, ha cavado una pequeña fosa en la que meter todas sus aspiraciones para siempre.
Primero, he de decir que sólo he utilizado los servicios de un VTC un par de veces desde que existen, que yo soy más de taxi, de salir a la calle en Madrid y levantar la mano. Me parece más cómodo, la verdad. Llamadme loco. Pero he de opinar sobre esto aun sabiendo que entre la gente de mi entorno, y los que leerán esta columna, la hay vinculada a este sector. Espero que no se enfaden conmigo por expresar mi opinión.
El taxi es un sector que desde hace décadas disfruta de ser el único servicio de transporte no colectivo considerado público. Pero, atención, no es un servicio público entendido como gestionado por la administración pública, es un servicio para el público, vamos, como la Frutería de Manolo. La diferencia con la Frutería de Manolo es que ésta no tiene limitación alguna que no sea la propia establecida en urbanismo para la obtención de la licencia de actividad. Los y las taxistas han tenido que desembolsar una gran cantidad de dinero para comprarle a otro taxista la licencia porque los ayuntamientos tienen éstas limitadas según el número de habitantes. Pero esa es una reivindicación de los taxistas, a ellos/as les interesa que haya limitación de unidades de taxi para que haya la menor competencia posible.
Un taxista puede desembolsar 100.000 o 200.000 € en muchos puntos de España para conseguir una licencia de taxi y, además, en Barcelona tienen que pintar el coche en negro y amarillo (nunca mejor dicho, para gustos, colores).
Manolo, el frutero, para montar su negocio ha tenido que desembolsar entre proyecto de diseño, obra y ejecución, la obra de reforma del local comercial, el alquiler del local durante los meses de obra, las licencias municipales, tasas, autónomos o alta de sociedad, mercancía inicial, equipamiento especializado y alguna cosilla más, unos 250.000€ o más; atención, en un sector liberado. ¿Quién asume más riesgo?
Ahora vamos con las VTC. Esas siglas significan Vehículo de Transporte con Conductor. Vamos, alquiler de coche con chófer (los coches que alquiláis a AVIS o Europcar son VT SIN conductor). Aquí hay que dejar una cosa clara que se os está pasando a quienes apoyáis el paro gremial del taxi; resulta que VTC no es lo mismo que Uber o Cabify, del mismo modo que Iberia no es lo mismo que Kayak. ¿Alguien de ahí delante ha utilizado alguna vez Kayak, Rumbo, Fotocasa, Idealista, eBay, Amazon, etc? pues, de ser así, os estáis pasando la coherencia por el forro y a dos manos. Iberia es a una empresa VTC, lo que Uber es a Kayak. Ahora la pregunta del millón ¿habéis visto a las agencias de viajes saliendo a cortar calles por Kayak? ¿y a las tiendas de ropa por culpa de Amazon? ¿y a las inmobiliarias por culpa de Idealista? ¿y a nosotros los arquitectos o interioristas por culpa de Habitísimo? No, lo que habéis visto son a esas empresas actualizarse y formar parte de la nueva era digital (que hace unas décadas que existe).
Lo que quiero decir con esto es que el sector del taxi alega tener unos derechos adquiridos, que son ciertos, pero que son contrarios a los postulados actuales de libertad de empresa e igualdad de condiciones en el acceso al mercado laboral (además, reflejado en la Constitución Española). Alegan haber pagado una licencia millonaria con la que ellos han especulado durante décadas debido a la misma limitación que ellos se autoimponen. Ellos son los responsables de lo que les está pasando: no aceptar los avances.
El taxi siempre ha sido uno de los sectores más reacios a las modernización: Cuando ya pagábamos las copas con tarjeta, ellos aun se empezaban a plantear es uso del datáfono. Cuando todos teníamos SmartPhone y recibíamos tarjetas de embarque en él, ellos se planteaban las App de los gremios. Cuando toda Europa tiene una flota de taxis adaptados a PMR, aquí aun nos cuesta verlos por nuestras calles. Cuando los aviones o la EMT de Madrid ya tienen Wi-Fi para sus pasajeros hace años, la mayor parte de los taxis carecen de él. ¿Alguna vez se han planteado meter sus taxis en las plataformas Uber o Cabify?
Ahora viene la parte legal desde mi poco conocimiento, desde la ignorancia en el sector del taxi pero, como Diseñador de Interiores, profesional del uso de las plataformas on-line. Yo soy autónomo (pero podría ser una SL, SA, SLU, SAU, Stal o Spascual), invierto, me doy de alta como autónomo, facturo cada uno de los clientes para los que trabajo independientemente de si es un proyecto de 600€ o un certificado de 60€, hago la trimestral, la semestral, la anual, la declaración, pago miles de euros en impuestos, compro en los almacenes de bricolage y construcción, en las tiendas de material especializado, le pago a Habitísimo, Homify, Doméstika y PlanReforma entre otros. Yo pago todos mis impuestos en Madrid, en España, del mismo modo que la o las empresas de VTC lo hacen.
Resulta que la bruja mala AirBnB está en Irlanda, país miembro de la Unión Europea, de la que recibimos tantos beneficios. Homify, que es menos mala porque molan sus fotos de decoración, está en Berlín (Alemania), también miembro de la Unión Europea. Pero para aquellos críticos con las condiciones fiscales de Irlanda, Uber reside en Países Bajos, concretamente en la región de Holanda, en la ciudad molona de Amsterdam con la que muchos y muchas comparan España para decir lo atrasados que estamos aquí); vaya! este también un país miembro de la Unión Europea. Ninguna plataforma está en paraísos fiscales.
Ahora resumido y claro: las VTC tributan en España, Uber tributa en Países Bajos y todos tributan en la Unión Europea.
En mi humilde opinión, los y las taxistas deberían llevar sus protestas entorno a la eliminación de la transmisión de licencias millonarias y pedirnos al resto de España una ayudita para los que tuvieron que comprarlas y, aun así, ya tendrían más beneficio que la mayor parte de las actividades económicas y podrían poner Wi-Fi en los coches.