Opinión: El «inesperado» NO de Pedro Sánchez

Gacetín Madrid

por DAVID HERNÁNDEZ




Tras el resultado de las elecciones del 26 de junio, eran muchos los analistas y dirigentes de distintos partidos, que daban por cerrada la etapa de Pedro Sánchez al frente del Partido Socialista. Más aún, que el propio PSOE favorecería de alguna manera que Mariano Rajoy se mantuviera en el gobierno.

Sin embargo, han pasado los meses, el candidato del Partido Popular se enfrenta a una investidura fallida y el panorama nos avoca a unas irremediables terceras elecciones en el mes de diciembre. Pocos esperaban que la actual ejecutiva socialista se fuera a mantener en su no rotundo a Rajoy. Pocos deseaban fuera del partido que Pedro Sánchez fuera capaz de mostrarse firme en esa negativa.

Las presiones tanto internas como externas han sido extremas, para que de alguna forma la bancada socialista permitiera que el segundo gobierno del líder gallego echara para adelante. No obstante, el equipo de Sánchez optó por una estrategia clara desde el principio, no participar de forma pública en el debate suscitado en los medios por parte de viejas figuras del partido y algunos dirigentes, no involucrarse en el proceso de negociación y dejar que fuera Rajoy quien se viera obligado a tomar la iniciativa.

Esta estrategia ha permitido al secretario general del PSOE, evitar desgastar su imagen y reducir la presión que tanto populares, ciudadanos, Podemos y los principales medios de comunicación han ejercido en estas últimas semanas. Además, al no alterar su no al presidente en funciones, postura defendida por la mayoría de la militancia y votantes socialistas, ha conseguido sorprender de nuevo a sus contrincantes políticos.

Por un lado, Podemos esperaba de nuevo que el Partido Socialista tomará una decisión que favoreciera su discurso crítico de que: el PSOE y el PP son lo mismo, y así proporcionar más argumentados para el ansiado sorpasso. No obstante, al perseverar los socialistas como oposición clara al gobierno de Rajoy, el partido de Pablo Iglesias se queda sin otro argumento de campaña.

Igualmente, Ciudadanos esperaba que el PSOE fuera también capaz de abdicar a favor de los populares, para que así el desgaste de mantener a Rajoy en La Moncloa no cayera sólo en la formación naranja. Pero el claro no de Pedro Sánchez, ha provocado que los de Albert Rivera queden como la muletilla de los populares, dañando seriamente su imagen y credibilidad.

Desde el PP se esperaba que los socialistas terminarán modificando su postura, lo que podría llegar a suponer la muerte política de Pedro Sánchez y, además el ascenso definitivo de Podemos, rival político con el que se encuentran más cómodos. Sin embargo, esta situación sólo ha generado que el PSOE se consolide como oposición y alternativa real a los populares y que Mariano Rajoy tenga que pasar por el mal trago, de aguantar el rapapolvo parlamentario de una investidura fallida.

Finalmente, las posibles oposiciones internas que pudiera haber a Sánchez, se han vuelto a sofocar momentáneamente, debido a que el dirigente madrileño ha mantenido un discurso con el que por ahora se identifica la mayoría de la militancia, lo que le permite seguir contando con su respaldo y afianzarse en la Secretaría General.

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