Tras catorce meses de obras y una inversión de 859.000 euros entre 2015 y 2016, la Iglesia de las Maravillas (calle del Dos de Mayo, 11), propiedad del Ayuntamiento de Madrid, luce renovada y restaurada. Para celebrarlo, el Área de Gobierno de Cultura y Deportes ha organizado un concierto de música sacra que tendrá lugar este sábado, 16 de julio, a las 21 horas.
El programa se articula en torno a la Missa de la Batalla “Escoutez” de Francisco Guerrero, sobre la chanson del mismo nombre compuesta por Clement Janequin. Escrita siguiendo la práctica de la “misa parodia”; es decir, tomando elementos de un material melódico preexistente, constituye un ejemplo perfecto de la reelaboración de temas musicales y de su adecuación al tejido polifónico característico del siglo XVI hispánico. Además se intercalan en el programa motetes del maestro Tomás Luis de Victoria. Y lo completa un Magnificat inédito de Gutierrez Fernández Hidalgo.
Los intérpretes son el Ensemble La Danserye (ministriles) y Capella Prolationum (voces), quienes desde 2013 trabajan conjuntamente en la recuperación del patrimonio musical hispanoamericano. Sus objetivos son el estudio, la investigación y la interpretación del repertorio sacro del Renacimiento y Barroco.
Trabajos de rehabilitación
La Dirección General de Intervención en el Paisaje Urbano y el Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid se ha encargado de las obras de rehabilitación, que han tenido lugar tanto en las cubiertas, como en las fachadas y en el interior de la iglesia.
La intervención realizada ha consistido en la recuperación estructural del inmueble mediante la realización de los siguientes trabajos: el recalce de la cimentación para asegurar la estabilidad del templo, la reparación del saneamiento, la rehabilitación integral de las cubiertas de madera y teja árabe con elementos de protección de zinc, la incorporación de instalaciones de detección y prevención de incendios y la recuperación de las primitivas buhardillas.
Además se han desmontado las construcciones añadidas, restaurando los aleros y canalones ocultos, la linterna y la veleta, y se ha añadido tratamiento antixilófagos a todos los elementos estructurales y decorativos de madera.
Con la rehabilitación de las fachadas se ha recuperado la imagen original de fábrica de ladrillo, restaurando los elementos ornamentales de sillería de granito, las lápidas conmemorativas, y las cerrajerías de balcones y vanos, y se ha aplicado tratamiento anti-pintadas en todas las áreas accesibles de las fachadas. Por ultimo, en el interior del edificio, se ha realizado la reparación de grietas, molduras y nervaduras de las bóvedas y se han pintado los paramentos y las bóvedas.
Valor patrimonial de la iglesia
El edificio fue proyectado en su mayor parte por el arquitecto-tracista, escultor y ensamblador Alonso Carbonel a principios del siglo XVII, sobre un bosquejo previo del Maestro Mayor de las Obras del Rey, Juan Gómez de Mora. Y la iglesia (no así el convento adyacente demolido en 1868), ha llegado hasta la actualidad sin que en su configuración aparente se hayan producido reformas de importancia.
El 17 de septiembre de 1628 se escrituraron las condiciones de la construcción de la nueva iglesia. Tras casi diecisiete años de obras, el templo fue dedicado el 2 de febrero de 1646 a la virgen de las Maravillas.
La planta de la actual iglesia de las Maravillas correspondería en buena parte con la que Gómez de Mora dejó trazada en 1628, no así las fachadas ni la ornamentación. Es un ejemplo de la tipología conventual predominante en este siglo: cruz latina, nave única en la que se abren tres capillas en cada lado; capilla mayor con el testero plano a la que se accede tras subir tres escalones y bajo la cual, muy transformada, se conserva una estancia abovedada de uso funerario y crucero alineado con la nave sobre el que se levanta una cúpula y coro a los pies.
Tal vez lo más novedoso resida en la posición del pórtico de acceso que, en vez de abrirse a los pies de la iglesia aprovechando el espacio del soto coro, se dispone en un lado de la misma, en la actual calle del Dos de Mayo, formando una interesante galería porticada de seis arcos. Sobre las naves laterales hay una planta alta con estancias cuyos vanos se abren a la nave central y al crucero.
El edificio goza del mayor grado de protección patrimonial (nivel 1 grado singular), en el que se incluyen “los edificios que pueden considerarse, en todo o en parte, como relevantes en la historia del arte y la arquitectura española o madrileña, o constituyen un hito dentro de la trama urbana de la ciudad”