El delegado de Políticas Sociales, Familia e Igualdad del Ayuntamiento de Madrid, José Fernández, ha presidido hoy el Pleno del Observatorio Municipal de Violencia contra las Mujeres, el órgano de participación y medición permanente del impacto de las violencias sobre la mujer, en el que están representados el Gobierno municipal, los grupos políticos y entidades.
En este foro, se ha presentado el primer estudio de prevalencia de la violencia sexual en la ciudad, que ha elaborado el Ayuntamiento de Madrid con el objetivo de dimensionar su alcance y de poder articular mejores políticas públicas de prevención, atención y sensibilización en base al conocimiento obtenido. Según los datos recabados, un 13,8 % de las 2.601 mujeres encuestadas reconoce haber sido víctima de violencia de violencia sexual en alguna de sus manifestaciones.
El estudio tiene un enfoque metodológico mixto. Combina entrevistas a mujeres de entre 16 y 64 años residentes en Madrid, entrevistas a profesionales (de centros municipales de atención a víctimas de violencia sexual, de servicios sociales, centros de mayores, centros juveniles, de espacios de igualdad, del ámbito sanitario, psicológico, académico y jurídico) y también dinámicas grupales con usuarias de los centros municipales de atención a víctimas de violencia sexual y con entidades del tercer sector. Esto ha permitido captar tanto la dimensión estadística como el matiz cualitativo de esta problemática que el Consistorio quiere visibilizar.
Una de las singularidades de este trabajo es que constituye la primera encuesta de su tipo a nivel local en Madrid, lo cual supone un avance decisivo en el abordaje de la violencia sexual en la capital. Además, sienta las bases para desarrollar futuras investigaciones, que podrán compararse con este análisis primigenio.
No existe un perfil de víctima concreto
Con el fin de conocer la prevalencia de la violencia sexual y sus características, entre noviembre y diciembre de 2024, se llevó a cabo un proceso de encuestas telefónicas a mujeres residentes en Madrid, con representatividad de todos los distritos. La Dirección General de Igualdad y Contra la Violencia de Género diseñó el cuestionario y las entrevistadoras fueron profesionales con formación específica.
En total, se contabilizaron 2.601 encuestas válidas. Un total de 350 mujeres, el 13,8 % de las encuestadas, reconocieron haber sufrido violencia sexual. Los tipos de agresiones señalados como mayoritarios son: tocamientos (un 23 %), recibir comentarios (21 %), ser objeto de miradas lascivas (16 %), y caricias (12 %), besos (12 %), sexo oral (8%) o coito (7 %) en contra de su voluntad.
En base al estudio, se ha constatado que la violencia sexual no discrimina por edad, origen o situación socioeconómica. No existe un perfil de víctima concreto. No obstante, las mujeres encuestadas que refieren haber sufrido algún tipo de violencia sexual son mayoritariamente españolas (78 %), con edad predominante entre los 45 y 54 años (28 %), seguida de la franja comprendida entre 35 y 44 años (24 %). El 58 % de las mujeres que han padecido estos episodios de violencia sexual han completado la educación secundaria y un 38 % la educación superior.
Por otro lado, se observa que las mujeres con discapacidad tienen un mayor riesgo de sufrir esta violencia. El 19 % que la han padecido tiene discapacidad frente al 8 % de mujeres encuestadas que tienen discapacidad y no han sufrido agresión de naturaleza sexual.
El 60 % de las mujeres víctimas encuestadas indica que los hechos se repitieron en más de una ocasión. Un 27 % especifican que las agresiones se sucedían una o más veces por semana y el 25 % señala que se producían todos o casi todos los días.
El 65 % de los agresores son hombres que la víctima conoce
Sí puede establecerse un patrón del agresor: el 65 % fueron hombres conocidos por la víctima, frente a un 28 % de desconocidos. Se confirma así que gran parte de las agresiones sexuales son perpetradas por personas de confianza y próximas a la víctima, tal como ya apuntaban otras estadísticas a nivel nacional y autonómico. En el 54 % de los casos, el agresor es la expareja, seguido de un 13 % que es un compañero de trabajo o estudios de la víctima, un 11 % que es amigo y un 9 % que es un familiar. Además, en el 6 % de los casos, es el jefe y en un 5 %, la pareja actual.
El 60 % de las agresiones se ha producido en el espacio privado, lo que contraviene el estereotipo de que los episodios de violencia sexual tienen lugar habitualmente en el espacio público y en condiciones de riesgo como la nocturnidad. De hecho, se ratifica la tesis de que la violencia sexual se ejerce principalmente en entornos cotidianos de la víctima, ya que un 76 % de las mujeres víctimas encuestadas señalan que vivieron estas situaciones en su domicilio habitual.
Por otro lado, un 35 % de las agresiones se produjeron en el espacio público. La mayoría, en lugares de ocio y en el centro de trabajo. Además, un 5 % de las mujeres encuestadas han estado expuestas a la violencia sexual a través del entorno virtual. De ellas, al 100 % las han presionado para enviar fotografías, vídeos o mensajes de carácter sexual o les han insistido para que envíen fotos o vídeos de sí mismas desnudas o en actitudes comprometidas.
El 61 % de las víctimas no han denunciado
En cuanto al impacto que esta violencia sexual ha causado en la víctima, el 63 % reconoce tener alguna secuela o ha visto afectada su vida familiar, laboral, social o personal. Las secuelas mayoritarias son de tipo psicológico, aunque también son físicas. Pese a ello, el 46 % de las víctimas no ha buscado ayuda profesional. Como recogen otros estudios, esto evidencia que las mujeres víctimas tienden a silenciar su sufrimiento por miedo a la estigmatización o a la victimización secundaria.
A esto se suma que un 61 % de las mujeres víctimas no han interpuesto denuncia de las agresiones sufridas. El 58 % considera que es por miedo al agresor, una opinión que comparte el 54 % de las mujeres que no han sufrido esta violencia.
Asimismo, el estudio evidencia que la percepción de seguridad en la ciudad de Madrid en relación con la violencia sexual es elevada. En este contexto, tanto el 71 % de mujeres que han sufrido alguna agresión sexual como el 84 % de las que no la han sufrido se sienten seguras en la capital.
Normalización de la violencia entre los jóvenes
Por otro lado, tanto en las entrevistas realizadas a mujeres víctimas como en las dinámicas grupales llevadas a cabo con profesionales y representantes de entidades que trabajan en el ámbito de la violencia sexual se han extraído diferentes conclusiones. En primer lugar, se ha puesto el foco en la normalización de la violencia sexual que se está observando entre los jóvenes, que presentan dificultades para identificar conductas o acciones de acoso o violentas.
En segundo lugar, los entrevistados coinciden en la necesidad de intensificar la formación especializada y la sensibilización dirigida a todos los agentes clave que puedan intervenir en la atención a víctimas de violencia sexual. Asimismo, se ha puesto en valor la empatía y el espacio cálido, seguro y libre de juicios que brindan a las víctimas los recursos especializados, pero se hace hincapié en que conviene aumentar su visibilidad y reconocimiento entre los profesionales y la ciudadanía.
Recursos municipales de atención a víctimas de violencia sexual
El Ayuntamiento de Madrid puso en marcha en 2019 el primer centro de crisis 24 horas para la atención de víctimas de violencia sexual de toda España, el Centro Pilar Estébanez (900 869 947). En él, se ofrece, de manera ininterrumpida, una intervención psicológica, judicial y social a mujeres víctimas de violencia sexual reciente que se encuentran en una situación de crisis.
Una vez completado el objetivo de garantizar una atención inmediata a las víctimas de violencia sexual, el Consistorio abrió en 2023 el Centro Municipal de Atención Integral contra la Violencia Sexual Benita Pastrana (910 600 648), el primer recurso especializado de carácter ambulatorio destinado a la atención integral de mujeres que han sufrido un abuso o agresión sexual en el pasado y que requieren un acompañamiento profesional para poder superar las secuelas derivadas de la situación padecida. En este centro, también se proporciona atención profesional de tipo social, psicológico y jurídico.
