Más de 1.800 almendros florecen en Madrid en un espectáculo inigualable

Gacetín Madrid

Cerca de IFEMA y del estadio del Atlético de Madrid, el Metropolitano, se encuentra la Quinta de los Molinos, un jardín de uso público cuyo origen es una finca de recreo rústico urbana con zonas de explotación agrícola y un marcado carácter mediterráneo, que dispone de edificios y arquitecturas declaradas de alto interés. El parque cuenta con el Espacio Abierto Quinta de los Molinos​, un espacio cultural pensado expresamente para público infantil y adolescente así como para sus familias.

La Quinta de los Molinos se compone de grandes extensiones de arbolado, en las que podemos encontrar una gran cantidad de especies (olivos, pinos, eucaliptos), aunque la estrella del parque son los almendros, que florecen -según los años- en febrero o marzo (en 2025 algunos han florecido ya, pero, en general, no), ofreciendo un fantástico espectáculo (los almendros se encuentran por toda la finca, pero los más populares son los situados junto a la entrada secundaria de la calle Alcalá y los de la calle Miami).

El parque está dividido en dos zonas claramente diferenciadas: la zona norte con estilo romántico paisajista y la zona sur de carácter agrícola. Cerrado en la totalidad de su perímetro con cinco puertas de acceso, limita al sur con la calle Alcalá, al norte con la calle Juan Ignacio Luca de Tena, al este con la Avenida 25 de Septiembre y al oeste con la calle Miami.

Desde diciembre de 2024, la Quinta de los Molinos se encuentra un poco más cerca de su vecina Quinta de Torre Arias gracias a la apertura de un nuevo acceso en ésta, la Puerta Entrequintas, que facilita el acercamiento entre ambas, en dirección oeste. Desde esta nueva puerta, a unos 200 metros se llega a la calle Dr. Zamenhof, y desde el inicio de la misma a otros 200 m se ubica una de las puertas de acceso a la Quinta de los Molinos.

Los almendros que pueblan la Quinta, compuestos por las variedades autóctonas Largueta y Marcona, no solo ofrecen una floración prolongada, sino que también mejoran la polinización y brindan una hermosa gama de tonalidades, desde el blanco hasta el rosa.

A lo largo de los años, visitar el jardín durante su periodo de floración, aproximadamente tres semanas entre finales de febrero hasta principios de marzo, según la climatología, se ha convertido en una tradición para dar la bienvenida a la primavera y admirar el espectacular paisaje que ofrece este enclave único, situado cerca del centro de la ciudad.

El parque está abierto todos los días del año, de 06:30 a 22:00 horas durante todo el año y la mayor parte de sus recorridos son accesibles para personas con movilidad reducida.

Belleza natural y arquitectónica

La Quinta de los Molinos destaca como una de las últimas fincas de recreo rústicas construidas en Madrid a principios del siglo XX, caracterizada por su marcado carácter mediterráneo y sus áreas de explotación agrícola. Tras el fallecimiento del propietario en 1980, los herederos cedieron 21,26 hectáreas al Ayuntamiento de Madrid con la condición de preservar su legado.

Este enclave incluye un jardín paisajista junto con espacios agrícolas como huertas aterrazadas, cultivo de almendros y un bosque, todo ello integrado con la casa palacio (Palacete de la Quinta) y edificios auxiliares como la Casa del Reloj, que destacan por su arquitectura singular.

Los visitantes que acuden a la Quinta de los Molinos para admirar los almendros en flor también tienen la oportunidad de disfrutar de una amplia variedad de especies botánicas, que incluyen olivos, pinos, higueras, lilos, retamas, romeros, hibiscos, adelfas, avellanos, tarajes, y otras menos comunes como feijoas, eucaliptos, azufaifos o paulonias. Además, el parque alberga una diversidad de fauna que incluye mirlos, petirrojos, verdecillos, verderones, palomas torcaces, gorriones, jilgueros, y otras especies.

Con cinco accesos principales, la Quinta de los Molinos invita a los visitantes a explorar sus encantos desde diferentes puntos de entrada. Destacando la entrada por la calle de Alcalá, donde se encuentra un jardín de carácter agrario con cuarteles de almendros, pinos u olivos, rodeados por barreras vegetales, creando así un paisaje rural único en la ciudad. Hacia el norte, se despliega un espacio ajardinado densamente arbolado, compuesto por construcciones, edificios, y jardines formales y geométricos que transforman la experiencia en un romántico paseo, con sus caminos sinuosos y destacados puntos paisajísticos.

Historia de un parque centenario

Sus raíces se remontan a los años veinte del siglo pasado. Inicialmente adquirida por César Cort Botí, destacado ingeniero y arquitecto, la finca fue moldeada a lo largo de los años mediante la adquisición de varias parcelas, que culminaron en la formación de este oasis urbano.

A partir de 1982 y tras el fallecimiento de Cort, el Ayuntamiento de Madrid comienza el proceso de restauración y puesta en valor de la Quinta. Este esfuerzo resultó en la inclusión del jardín en el catálogo de Parques y Jardines Históricos de especial protección del Ayuntamiento.  

La arquitectura de la Quinta, que incluye una casa palaciega y otras estructuras, representa un ejemplo excepcional de la arquitectura prerracionalista madrileña del siglo XX. El diseño del jardín, junto con las diversas construcciones, forma un conjunto único que refleja el espíritu de la época.

El sistema de riego de la finca, inicialmente alimentado por pozos y manantiales, contribuyó a la creación de un complejo sistema de circulación de agua en la parte norte de la Quinta. La transformación de la mitad sur incluyó la plantación de distintas variedades de almendros, la creación de caminos y paseos alineados con árboles y arbustos, y la construcción de un puente sobre el Arroyo de los Trancos.

La Quinta de los Molinos es una pieza clave de un contexto histórico y urbanístico más amplio, al formar parte del eje de quintas situadas en la histórica Carretera de Aragón hoy Calle de Alcalá. Catalogado como Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, este enclave sigue siendo un lugar de belleza y tranquilidad y una invitación abierta a explorar y apreciar la historia y la biodiversidad que la ciudad de Madrid ofrece.

Te puede interesar

Comentarios