Los altos precios de la vivienda, el empleo precario y la inflación, factores que han hecho aumentar la brecha de la desigualdad en Madrid. Así lo ha puesto en relieve este martes Cáritas Diocesana. Señalan que, pese a que hay una mejora económica en la región, la situación de las familias vulnerables «sigue siendo crítica».
Ha aumentado el número de personas que se encuentra en situación de carencia material severa: el 19,4 (según datos del Instituto Nacional de Estadística) no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada (un 32 % más que en 2022); el 34 % no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (un 8,6 % más con respecto a 2022); y el 12,5 % ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad…) en los últimos 12 meses (un 22,5 % más con respecto al año anterior).
“En este aumento de la brecha de la desigualdad en Madrid influyen la inflación, la subida de los precios de la vivienda y las dificultades para acceder a un empleo digno”, así ha explicado el director de Cáritas Madrid, Luis Hernández Vozmediano, el porqué de la situación de exclusión en la que se encuentran muchas de las personas que se acercan a Cáritas.
La subida de precios acumulada en los últimos años «perjudica más a las familias con menos recursos». También el encarecimiento de la vivienda, en concreto el precio de los alquileres que ha subido un 11,9 % en el último año y que «obliga a muchas familias a vivir en habitaciones alquiladas». Y el acceso al empleo «sigue siendo un problema, sobre todo para los jóvenes y para quienes llegan de fuera y están en situación administrativa irregular».
«Nuestra respuesta: más 119.000 personas atendidas y 32.000 ayudas directas»
“Desde Cáritas Madrid damos una respuesta integral adaptándonos a la situación de cada persona”, ha matizado Vozmediano. En el último año se ha atendido a 119 704 personas a través de 383 Cáritas parroquiales y 391 proyectos de acompañamiento a niñas y niños, jóvenes y familias, personas mayores y dependientes, mujeres, personas con problemas de salud mental y de adicción, personas sin hogar, así como de vivienda, empleo o asesoramiento y gestión administrativa.
En total se han entregado 31 904 ayudas por un importe de 8 590 962 euros (un 14 % más que el año anterior). De esta cantidad la cobertura de necesidades relacionadas con la vivienda ha supuesto el 59 % del gasto en ayudas directas de Cáritas. Otro de los servicios más demandados es la ayuda en la tramitación de homologación títulos o regularización.
En cuanto al perfil de las personas acompañadas es muy heterogéneo: el 56 % son mujeres; un 30 % son jóvenes con menos de 18 años; el 53 % con estudios secundarios y superiores; de nacionalidades diferentes, como la española, peruana, colombiana y venezolana. El 49% es la primera vez que acuden a Cáritas.
Iniciativas que «dan respuesta a las actuales necesidades»
Cáritas Diocesana de Madrid también ha llevado a cabo una importante labor de análisis de la realidad, para dar una respuesta adaptada a las necesidades reales. En ese sentido, en el último año se han promovido tres iniciativas:
- El Hogar Isaías que, en una sociedad con una cifra cada vez más alta de personas mayores, ofrece una vivienda compartida para personas mayores de 55 años, que no tienen hogar ni redes de apoyo y con dificultad para encontrar un empleo o una vivienda de manera autónoma, y que tampoco tienen aún la edad para acceder a una residencia.
- Casa Cuidado que es un espacio residencial para dar respuesta a las familias que tienen un familiar ingresado en el hospital y que necesitan un entorno afectivo adecuado, cercano al hospital y desde donde se pretende minimizar otro tipo de efectos generados por la enfermedad.
- El proyecto con jóvenes de Orcasitas que atiende a otra realidad, la de un alto porcentaje de jóvenes que no encuentra trabajo y con bajo nivel de autoestima; este proyecto consiste en acercarse a estos jóvenes del barrio, que no acuden a pedir ayuda pero que pueden necesitarla, que han abandonado los estudios, han perdido la motivación o carecen de redes de apoyo.
Pero la ayuda «va más allá de ofrecer apoyo materia». Se trata de «acompañar desde la empatía, la calidez y el respeto». Es lo que hacen las más de 9.000 personas voluntarias que colaboran con la entidad. Como Ana Negro, voluntaria con familias de la ‘Casa Cuidado’, cuya labor “es de acompañar, no de acción; es estar para cuando me necesiten, se trata de que se sientan escuchadas, eso les da ánimo y mejora su bienestar”.
Desde Cáritas Diocesana de Madrid «queremos evitar que la brecha de la desigualdad siga aumentando, ofreciendo a las familias de la Comunidad de Madrid igualdad de oportunidades, con políticas públicas justas y con ayudas que favorezcan su autonomía, desarrollo personal y social».