El alquiler de trasteros en Madrid es un negocio en auge, al igual que ocurre en todas las grandes ciudades. En ellas, el espacio no sobra, y no es posible guardar lo que tenemos en casa. Esto también es válido para las empresas, que son las que tienen necesidades de almacenamiento más amplio, en especial en determinadas situaciones que pueden ser puntuales o dilatarse en el tiempo.
¿En qué momentos necesita una empresa alquilar un almacén?
Las empresas no disponen de espacio ilimitado, más en las ciudades de gran tamaño en donde el metro cuadrado es carísimo. Por eso, en determinados momentos deben recurrir al alquiler de almacenes o trasteros, como por ejemplo cuando se mudan.
Estas mudanzas son comunes en las oficinas, pues a veces hay que hacer obras, en otras se acaba el contrato de alquiler, se necesitan unas oficinas más grandes, etc. De este modo, hay que sacarlo todo y guardarlo en algún lugar hasta que las nuevas instalaciones estén habilitadas.
También se suele contratar este almacenamiento a la hora de guardar documentación antigua. Por temas legales, y sobre todo fiscales, es necesario conservar una gran cantidad de papeles durante varios años.
Al final esto supone un problema, pues se acumulan tantos papeles que necesitan media oficina, de manera literal, para guardarse. Por eso, se suele recurrir a un trastero, el cual aporta el espacio necesario por un módico precio.
Consejos para organizar y amueblar el almacén
Una vez que se ha solucionado el problema del espacio y cuando empezamos a usar el almacén nos damos cuenta de algo: cada vez que acudimos al trastero no encontramos lo que buscamos o nos cuesta horas dar con ello.
Hay que aprovechar el espacio vertical
Los almacenes no suelen ser muy grandes, pero sí que son altos. Por eso, lo mejor es aprovechar todo el espacio vertical ¿Cómo podemos hacerlo? Colocando armarios o estanterías de chapa, pues este material aguanta cientos de kilos por balda sin romperse.
Agrupar y etiquetar
Lo usual es que todo lo que llevemos al almacén esté en cajas. De este modo, hay que agruparlas dependiendo de lo que tengan dentro y etiquetarlas para saber lo que contienen sin abrirlas. Por ejemplo, en un lado pondremos las facturas, en otro los albaranes, en otro las devoluciones, etc. Todo ello con su etiqueta fuera de la caja, identificando lo que hay dentro y qué fechas abarca.
Es necesario dejar un pasillo central
Al alquilar el almacén, tenemos la tentación de llenarlo de cajas por completo. Puede ser una buena solución si no hay que acceder a lo que hemos guardado, pero si vamos a ir de vez en cuando no es lo mejor.
Así, si debemos ir al almacén a menudo para sacar cajas o llevar documentación, será necesario dejar un pasillo central. No tiene que ser muy amplio, pero sí lo suficiente como para que podamos pasar con relativa comodidad.
En el caso de no hacerlo así, al final apenas acudiremos al almacén al sernos casi imposible acceder y tener que retirar decenas de objetos para entrar.