El jurado popular de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto a los tres agentes de la Policía Nacional que acabaron con la vida de K. P. A, un joven que recibió seis impactos de bala después de que tratara de agredirles con un cuchillo de forma “reiterada”. Aprecia que concurre una eximente completa de legítima defensa que les libra de responsabilidad penal.
La representante del Ministerio Público les imputaba inicialmente un delito de homicidio con la eximente incompleta de la responsabilidad criminal de legítima defensa. Sin embargo, finalmente la fiscal modificó su acusación y solicitó la libre absolución por legítima defensa.
Sobre las 21:00 horas del viernes, 27 de noviembre del 2021 los tres agentes se presentaron en un domicilio de la calle San Claudio, en el barrio de Palomeras Suroeste, en el distrito de Puente de Vallecas, a requerimiento de dos personas que resultaron ser la madre y el hermano de un joven que, según ellos, estaba “muy nervioso” y les había tratado de agredir con un cuchillo.
Una vez allí los funcionarios accedieron al inmueble con las llaves que les habían facilitado previamente los familiares, momento en que el K. P. A. “sin mediar palabra”, se abalanzó sobre ellos portando un cuchillo en la mano
Según la Fiscalía, el joven acometió de forma reiterada contra los policías, “dirigiendo el cuchillo a zonas vitales de los acusados, especialmente a cabeza de los actuantes que no se hallaba protegida por el escudo, viéndose éstos obligados a retroceder como consecuencia de las embestidas que ponían en peligro sus vidas, llegando a perder el escudo y a caer al suelo”.
Ya en el rellano de la vivienda los policías mantuvieron un forcejeo con K.P. A., “quién no cesaba en la intención de agredir a los mismos con el cuchillo”. La actitud del joven supuso un riesgo “evidente” para la vida de los policías quienes “en aras a salvaguardar su integridad”, procedieron a usar sus armas de fuego reglamentarias. Primero lo hizo un agente, y sus disparos no determinaron ni el cese o la aminoración de la violencia ejercida por el joven, y a continuación lo hicieron los otros dos agentes.
Tras los disparos, y pese a los impactos recibidos en abdomen, brazo izquierdo, pierna izquierda y muñeca derecha, K. P. A. continuaba portando el cuchillo en sus manos. En ese momento llegó al lugar de los otro agente, “quién viendo a sus compañeros con las armas desenfundadas y apuntando al Sr, K. P. A.”, se abalanzó sobre el mismo golpeándole con su defensa en varias ocasiones en el brazo derecho con el fin de conseguir desarmarle.
El joven murió el mismo día de los hechos a consecuencia de un shock hipovolémico causado por hemorragia intensa en la cavidad abdominal a causa de los 6 impactos de bala procedentes de las 3 armas de fuego reglamentadas de los agentes, “dirigidos en su totalidad al tronco del fallecido”. K. P. A. había consumido el día de los hechos MDMA, cuyo consumo pudo suponer en el momento de los hechos un incremento de la agresividad que se sumaría a los efectos psicóticos que habitualmente incluyen alucinaciones.