Los Reyes de España acaban de responder a una carta enviada por la AFA del colegio público Perú, en el distrito de Carabanchel, en la que pedía que se interesen por el problema de las obras de ampliación de la línea 11 de Metro en el parque de Comillas “para que las administraciones nos escuchen”. Sus Majestades agradecen la misiva y remiten las peticiones de la asociación a la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid “para su estudio”.
El pasado 5 de enero, la Asociación de Familias del Alumnado (AFA) del colegio público Perú, del madrileño distrito de Carabanchel, remitió una carta dirigida a los reyes Felipe VI y Letizia, en la que les informaban del impacto sobre el colegio de las obras de prolongación de la línea 11 de Metro, que discurren a 25 metros del patio del ciclo de infantil, «con las graves consecuencias para la salud y la seguridad de estos menores».
Asimismo, solicitaban a Sus Majestades “interés en el tema para que las administraciones involucradas nos escuchen”, y acompañaron el escrito con dibujos realizados por niñas y niños del colegio en los que expresan su deseo de no perder el parque de Comillas, el único de la zona con sus características.
“No quiero ruido, quiero escuchar a mi profe”, “no tenemos otro parque para poder jugar” o “no queremos que talen los árboles, nos quedamos sin oxígeno” son algunos de los mensajes de estos pequeños, plasmados en 20 dibujos, que el AFA hizo llegar a Casa Real. Ahora han tenido respuesta, vía correo electrónico firmado por el jefe de la secretaría de despacho, Cristóbal Moreno.
“Sus Majestades me encargan que, en Su nombre, le agradezca su amable invitación y los atentos dibujos que han realizado algunos alumnos de ese colegio, y le envíe un cordial saludo, que desean haga extensivo a todos los componentes de esa Asociación, lo que cumplo con el mayor agrado”, se puede leer en dicha respuesta.
Tras señalar que el asunto “queda fuera del ámbito competencial de esta Casa, que no puede intervenir en procedimientos administrativos”, avanza que “siguiendo instrucciones de Sus Majestades, se remite su escrito a la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, para su estudio”. El pasado 18 de diciembre, la baronesa Carmen Thyssen también se dirigió a estas familias, a las que expresó su apoyo y aseguró, en un añadido manuscrito a la carta, que trataría de ver qué podía hacer para que la escucharan.
La AFA del colegio Perú, junto con la Asociación Vecinal Parque de Comillas y el resto de entidades que forman parte del movimiento ciudadano ‘No a la Tala’, trabaja desde el pasado febrero de 2023 en la defensa de las zonas verdes amenazadas por las obras de la línea 11 de Metro. En el parque de Comillas, donde se prevé la construcción de una nueva estación de Metro, «se han talado al menos 133 árboles y destruido sus 4,5 hectáreas que servían de refugio climático en un barrio de escaso arbolado», denuncian.
Ahora se espera la llegada de la tuneladora que excavará el nuevo túnel desde las cercanías del colegio Perú, cuya población escolar de más de 500 niñas y niños de menos de 12 años, algunos con trastorno del espectro autista, se verá afectada. Por ello, estos colectivos reclaman que la Comunidad de Madrid «regrese a su planteamiento inicial y ubique la tuneladora en el otro extremo de la ampliación de la línea, un solar próximo a la A3, con mucho menos impacto en la población».
“No estamos denunciando las molestias habituales de una obra. La sola construcción de la nueva estación de Metro ya debe conllevar una serie de medidas de protección para el colegio ante los ruidos y la contaminación, pero el trabajo de la tuneladora aumenta los problemas de salud asociados al polvo en suspensión. Por eso pedimos que la tuneladora no acceda desde el parque de Comillas y regrese al emplazamiento inicialmente propuesto”, señalan desde la AFA del colegio Perú, y remarcan que la UTE constructora formada por Dragados, Acciona y Grupo Rover «no ha implementado medidas correctivas para amortiguar el impacto de la obra que ya ha comenzado».
Cuando hayan finalizado estos trabajos, dentro de 4 años, «muchos de estos escolares ya habrán rebasado la edad de uso de los espacios infantiles ahora destruidos». Otros muchos, concluyen, «habrán pasado más de la mitad de su vida conviviendo con el ruido, el polvo y la contaminación habitual derivada de la construcción de una infraestructura de estas características».