Varias decenas de vecinos del distrito madrileño de Salamanca han demostrado su apoyo a los últimos comerciantes del Mercado de Torrijos, participando en una espontánea concentración de solidaridad que se ha llevado a cabo a las 12:00 horas de este sábado, 9 de diciembre.
La «ofensiva de mobbing inmobiliario» ejercida por la sociedad inmobiliaria Numulae para «conseguir el definitivo desalojo de los últimos ocho puestos» que mantienen su actividad comercial en el madrileño Mercado de Torrijos «se ha vuelto a reanudar de manera contundente y sin aviso previo», denuncian.
La citada socimi, domiciliada societariamente en Galicia y que, según los comerciantes afectados, se ha hecho de forma ilegal con el control de casi todo este icónico mercado, ha anunciado, vía burofax y «de manera inesperada», el comienzo de unas obras el próximo lunes, día 11 de diciembre, que han sido consideradas como «la maniobra definitiva para conseguir su propósito de que las instalaciones queden libres a la brava y así emprender su proyecto empresarial» en una atractiva ubicación en el distrito de Salamanca.
El anuncio de estos trabajos se ha hecho coincidir por medio de este “fondo buitre” con el puente de la Constitución, con «el propósito de impedir una reacción contraria por parte de los afectados». Sin embargo, este grupo de comerciantes que siguen resistiendo las presiones para su abandono han acordado una serie de acciones de protesta contra esta última maniobra.
El lunes 11 por la mañana será una fecha clave. El «fondo buitre» ha «amenazado a los cuatro comerciantes que resisten en el piso superior con cerrar los accesos a los puestos», exponen, que en estas fechas están preparados para la campaña de Navidad. Este decisión, «imprevista e ilegal, ya que los puestos son propiedad de los comerciantes, se ha hecho con nocturnidad y alevosía, en pleno puente».
La socimi dice que les ha ofrecido una reubicación en la planta baja, junto a los otros cuatro propietarios que resisten en sus tiendas, pero «la alternativa son cuatro espacios achatarrados e inservibles, un robo a la brava de nuestras tiendas», aseguran los afectados, que están dispuestos a «resistir en sus tiendas hasta donde sea necesario».
Por esta razón, han realizado un llamamiento a la solidaridad de vecinos, organizaciones de comerciantes y representantes políticos para que «este robo se pare en seco». Esta situación está judicializada, y mientras la Justicia resuelve, con el juzgado «bombardeado con actuaciones del amplio equipo jurídico» de la socimi para «dilatar el procedimiento durante años», el fondo mantiene un «acoso constante a los comerciantes para que tiren la toalla y malvendan sus negocios, mientras el mercado se convierte en un espacio incómodo para los clientes».
En este sentido, y «dentro de las medidas de su última ofensiva, cabe señalar que Numulae ha llegado a cortar el servicio de gas a los puestos de comerciantes que siguen ofreciendo su servicio al público y así les impide disponer de frío para el cuidado de sus alimentos», denuncian. Los afectados se han visto obligados a hacerse con un motor independiente individual para mantener la calidad de sus productos.
La lucha por la supervivencia de estos puestos de comerciantes en el Mercado de Torrijos ha contado estos últimos meses con el apoyo de miles de asociados de organizaciones comerciales de ámbito nacional y regional, así como de usuarios y particulares, que firmaron un Manifiesto de apoyo.
Entre otras cosas, el Manifiesto denuncia la presión de la sociedad de inversión que “quiere quedarse con un espacio privilegiado y muy cotizado” y cuya “potencia y recursos ilimitados están ahogando a los pequeños comerciantes en su justa pero desigual batalla judicial, que dura años y que mantienen viva con escasos recursos”. A su vez, en el escrito de protesta, se pedía al Ayuntamiento de Madrid que medie entre las partes, ya que, pese a que “vendió el mercado en 2005, tiene una responsabilidad moral sobre él”.
Sobre Los Últimos de Torrijos
‘Los Últimos de Torrijos’ son los ocho comerciantes del mercado que se resisten a abandonar sus puestos «a pesar de las presiones que soportan» por parte de la socimi que compró el establecimiento.
Defienden el «comercio de proximidad y el valor que tiene el mercado más allá de la mera oferta comercial», ya que ofrece «un servicio personalizado y de alta calidad a los vecinos que de manera diaria realizan sus compras en este tipo de establecimientos».