“Naturaleza, Historia y Salud” es el lema bajo el que más de una decena de entidades, asociaciones vecinales y organizaciones ecologistas madrileñas han suscrito el Manifiesto por la recuperación del Canalillo. En él reclaman a las autoridades madrileñas la habilitación del trazado completo de 6 kilómetros vinculado al Camino del Canalillo y que hoy solo se puede recorrer parcialmente.
En la actualidad, el recorrido de la antigua acequia norte, que regaba las huertas de las afueras de Madrid, se encuentra habilitado como camino con arbolado en tramos inconexos, que han quedado aislados por edificaciones urbanas sobre el trazado original e impiden disponer de un paseo peatonal potencialmente excepcional.
“La recuperación de Camino, acondicionamiento, señalización y puesta en valor es, por tanto, una oportunidad de primer orden que permitiría transitar sus 6 km de recorrido hasta la sierra paseando, corriendo o yendo en bicicleta”, reclaman los firmantes. En los próximos días avanzará el proceso de declaración de la Dehesa de la Villa como Bien de Interés Cultural en la categoría de Paisaje Cultural.
Entre los elementos patrimoniales que conviene conservar y poner en valor, se destaca el trazado del antiguo Canalillo o Acequia del Norte. En dicha declaración se insta a poner en valor los vestigios de las infraestructuras hidráulicas e incluso a proceder a su conexión y musealización, como el Canalillo y el parque de Juan XXIII. Además, se hace extensiva la especial atención a las actuaciones urbanísticas en el entorno cercano del mencionado bien.
Una oportunidad de corredor verde
El proyecto de recuperación del Canalillo, articulado en torno a una Plataforma, concita numerosos respaldos tantos del ámbito vecinal, educativo, cultural, ecologista y académico. José Vicente de Lucio, profesor Titular de Ecología y Ciencias Ambientales en la Universidad de Alcalá, recuerda el lema medieval de Madrid “fui sobre agua edificada” para poner en valor la oportunidad histórica y medioambiental de la propuesta.
“Se trata de un corredor ecológico existente antes de que esta infraestructura empezase a ser diseñada en las principales ciudades del mundo. Es una oportunidad y un recurso público para la salud, el cuidado de la biodiversidad, el deporte, el ocio, la identidad cultural y la calidad de vida en general; y que está a punto de esfumarse como resultado de una sucesión de negligencias” afirma.
Además de la perspectiva ambiental e histórica, otras expertas en esta infraestructura valoran el impacto social y transversal de un proyecto como la recuperación del Camino del Canalillo. En palabras de Marian Simón Rojo, profesora de Urbanismo en la Universidad Politécnica de Madrid, “sería una manera de recuperar estructuras ecológicas y sociales que permitían una gestión sostenible del agua como un bien común. Son todos elementos claves para lograr ciudades más coherentes y adaptadas a los retos ecosociales actuales”.
El Canalillo también ofrece un recurso interesante para explorar la recuperación y mejora de espacios de huerta en la ciudad con múltiples funciones y beneficios, incluida una importante componente pedagógica sobre sistemas agroecológicos, apunta la experta.
Los obstáculos
La primera interrupción del trazado original aparece cerca de Ciudad Universitaria, cuando iniciado el camino adoquinado del Parque Juan XXIII éste se desvía para evitar un muro. Se trata del edificio residencia de profesores de la Universidad Complutense, cuyos jardines incluyen parte del Camino y quedan encerrados por el muro que rodea la edificación.
“Considero importante la recuperación del tramo del Canalillo que atraviesa el edificio de profesores de la Complutense para dar continuidad el itinerario que conecta la Dehesa de la Villa con Tetuán, un barrio densamente poblado sin zonas verdes”, explica María Cifuentes, arquitecta urbanista y miembro de A Pie, la asociación de viandantes de Madrid.
La segunda dificultad estriba en el cierre del trazado por una pequeña zona vallada por el Canal de Isabel II. Corresponde a la antigua casa de los guardas de la acequia. No solo impide la continuidad del paseo del Canalillo que bordea la Dehesa de la Villa, sino que su abandono ha sido fuente de problemas como incendios o acumulación de residuos.
Los paseos de infancia
A los actuales obstáculos, que incluyen zonas mal conservadas y tramos sin accesibilidad, se une la pérdida de la memoria del barrio. La infancia de vecinos está muy vinculada a este camino y la memoria del barrio aún guarda recuerdos entrañables del Canalillo.
Elena Cabezón, vecina de Tetuán, recuerda cómo paseaba de niña por el Camino del Canalillo junto al recorrido del agua, que estuvo en funcionamiento hasta los años 60. “Recuerdo que bajaba con mi abuela por Almansa y nos adentrábamos por el campo para ir a una huerta donde la dueña era conocida de mi abuela y vendía en el mercado”, evoca.
“Es una joya que tenemos que proteger y conservar para que las generaciones futuras puedan seguir jugando como lo hicieron sus padres y abuelos”, reclama Begoña Coutado, directora de un proyecto de aprendizaje que se desarrolla dentro de la propia Dehesa de la Villa: “La Casita de la Dehesa”.
El Manifiesto
El “Camino de El Canalillo” alberga un importante patrimonio cultural vinculado a la llegada histórica del agua a la ciudad a través de los canales del Lozoya. Su trazado está jalonado de elementos culturales y biológicos que ilustran la historia de La Villa: árboles monumentales, antiguos usos, vistas emblemáticas y evidencias arqueológicas de nuestra historia. El lugar ha sido escenario de numerosos pasajes literarios en las obras de Pérez Galdós, Pío Baroja o Miguel de Unamuno.
La historia
El Canalillo fue una infraestructura hidráulica diseñada por Don Juan de Ribera que se puso en marcha en 1868. Su objetivo fue aprovechar el agua excedente del entonces recientemente construido Canal de Isabel II y usarla para regar las huertas de los arrabales del norte de Madrid.
Este recorrido histórico corresponde a la acequia Norte por los distritos de Tetuán y Moncloa; mientras, otro canal discurría hacia el Este por lo que hoy son Chamberí, Nuevos Ministerios y Prosperidad.