Ninguno de los 622 menús escolares analizados por la Organización de Consumidores y Usuarios cumple las recomendaciones del documento consensuado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) el Ministerio de Educación y las consejerías de Sanidad y Educación. Entre los ocho grupos de alimentos principales que se analizan, se detecta una excesiva presencia de alimentos ricos en hidratos de carbono y precocinados en detrimento de las legumbres, los huevos y la fruta.
El exceso más habitual son los platos a base de hidratos de carbono, como el arroz, la pasta o las patatas, por el desequilibrio que genera frente a otros alimentos básicos, como las legumbres, a menudo por debajo de lo deseable. Las legumbres deberían estar presentes en el menú escolar al menos 1,5 veces a la semana (6 veces al mes).
Otro alimento demasiado presente son los precocinados, como las croquetas o las empanadillas, bien recibidos por los escolares, pero con una calidad nutricional baja y que sustituye a otros alimentos proteicos más interesantes, como los huevos o el pescado azul. Debería incrementarse la presencia de huevos, como mínimo una vez a la semana, y reducir la de precocinados, como máximo una vez cada dos semanas.
Aunque las medias de consumo de verduras son adecuadas, casi siempre se elaboran en forma de puré (46%) o de ensaladas (43%), que, según comentan los padres, a menudo se quedan sin tocar en el plato; habría que ofrecer más verdura entera, a ser posible de temporada.
La carne, junto al pescado y los huevos, constituyen la fuente proteica de la dieta de los escolares. Es adecuado un consumo de carne entre una y dos raciones a la semana, pero vigilando que el embutido (salchichas, chorizo, etc.) sea solo ocasional por su elevado porcentaje de grasa y sal. En cuanto al pescado, debería repartirse entre blanco y azul a partes iguales (el azul supone solo el 22%), con preferencia por los pescados de pequeño tamaño que no presentan problemas de mercurio.
En el postre, debería haber siempre o casi siempre fruta fresca y procurando variar, no solo manzana, pera o plátano, que es lo habitual. Los yogures y postres azucarados no más de una vez a la semana. Para redondear, debería haber mayor presencia de alimentos integrales y no solo pan, también arroz y pasta integrales. Y cuidar mejor el equilibrio de los menús con las guarniciones.
Los peores resultados, cuando la comida se cocina fuera del centro
El estudio de OCU advierte que hasta el 45% de los menús analizados son muy desequilibrados: ni siquiera cumplen las recomendaciones de consumo semanal para la mitad de los ocho grupos de alimentos principales. No se observan diferencias de calidad en los menús según el tipo de centro o el coste del menú, que varía entre los 96 euros/mes de los públicos y los 146 euros/mes de los privados.
Pero sí en función de dónde se cocinan: Hasta un 55% de los menús son muy desequilibrados cuando llegan, ya preparados y calientes, desde una empresa externa, la llamada línea caliente. Cuando el envío se realiza en frío, un par de veces a la semana (línea fría), los resultados no son mucho mejores: el 46% de los menús tampoco cumplen las recomendaciones para la mitad de los ocho grupos de alimentos principales. Los resultados menos malos se dan cuando hay una cocina en el centro escolar que se encarga de la elaboración: ‘solo’ el 39% de los menús son muy desequilibrados.
En un país con un 40% de niños y niñas con sobrepeso u obesidad, urge aprobar el Real Decreto de Alimentación Escolar, consensuado desde 2010 por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el Ministerio de Educación y las consejerías de Sanidad y Educación. Modificando, eso sí, algunos aspectos: como el traslado de las patatas desde el grupo de verduras al grupo de hidratos de carbono o la inclusión obligatoria de pescado azul. Del mismo modo, OCU insta a las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas a impulsar las cocinas dentro de los centros escolares.
En cualquier caso, OCU recuerda la importancia de seguir unos hábitos de vida saludables, también a través de la práctica del deporte, ya sea durante el horario escolar o fuera de él. La Organización Mundial de la Salud advierte que el 81% de los niños y adolescente no realiza al menos 60 minutos de actividad física, lo que aumenta el riesgo de sufrir diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.