Cuando se va a tener un hijo con ovodonación se despiertan muchas dudas que pueden crear cierta inseguridad en las madres. En la actualidad, no es extraño acudir a la donación de óvulos en Madrid para gestar cuando es necesario y los protocolos están muy asentados, por lo que contamos con cantidad de información gracias a la cual nos resulta sencillo despejar todas esas incógnitas.
Una de las más frecuentes tiene que ver con el parecido físico de los hijos, ¿se parecerá a mí o será muy diferente? Es algo que desean saber de antemano muchas de las madres que se están enfrentando a este proceso. A continuación, lo explicamos al detalle.
La ovodonación y el parecido de los hijos con la madre
Los padres y las madres suelen hacer conjeturas sobre el parecido de los hijos durante el proceso de embarazo, algo que es realmente habitual. Sin embargo, cuando interviene la ovodonación, las dudas se intensifican por contar con un elemento genético externo.
Lo primero que conviene saber en estos casos es que los especialistas encargados del proceso van a escoger a conciencia los óvulos para cada mujer. Asignan los que provienen de una donante que tenga muchos rasgos en común con la receptora, como el color de piel, la complexión e incluso el grupo sanguíneo.
Todo esto hace que, en definitiva, los hijos que se gestan por ovodonación tengan prácticamente el mismo parecido o diferencia que el resto de los hijos con sus progenitores. Esto surge por una combinación entre los óvulos escogidos y otros aspectos que forman a la persona tanto en lo físico como en lo emocional, como es la cuestión educacional.
El papel de la epigenética y la educación en el parecido de los hijos
La epigenética nos habla de cómo cambian las células sin modificar el ADN por la intervención de otros factores ambientales. En ellos destacan aspectos como la alimentación, los hábitos de vida, el ejercicio físico o las partículas que hay en determinado espacio. Cuando los hijos son criados y gestados en un ambiente determinado, estos van a absorber diferentes factores de este ambiente que intervendrán en su aspecto físico y emocional. El resultado es el parecido entre estos y los otros miembros de su familia, que comparten el mismo entorno y estilo de vida.
Además, la adquisición de las expresiones faciales y corporales de los padres también configura las mismas líneas de expresión, costumbres y gestos. Lo mismo ocurre con la educación, que aporta ciertos valores y amolda el carácter al ambiente en el que las personas se desarrollan.
Con todo esto, es muy complicado diferenciar los parecidos que hay entre los hijos que han sido concebidos por ovodonantes de los que se han tenido por gestación tradicional. En el caso de la epigenética, se trata de un factor que interviene incluso antes del nacimiento, pues el estilo de la vida de la madre va a intervenir en el desarrollo del feto en gran medida.
¿Existe una posibilidad de rechazo entre hijos y madres por ovodonación?
Hay grandes evidencias científicas que recalcan la transferencia de información genética de la madre durante la gestación del embrión, a lo largo de todo el periodo del embarazo y en el parto. Esto ocurre independientemente de la procedencia de dicho óvulo y quedará registrado en la identidad de los hijos para siempre.
Es prácticamente imposible que un bebé rechace a su madre después del parto, pues el vínculo que se crea en este proceso es ineludible. La madre, si no tiene dudas y está emocionalmente preparada para tener hijos con este método, sentirá la misma conexión que irá progresando a lo largo del embarazo. El resultado es el de una familia con relaciones afectivas genuinas y un gran parecido tanto físico como en cuestión de personalidad.