El responsable de Medio Ambiente en el Grupo Municipal Socialista (PSOE) en el Ayuntamiento de Madrid, Ignacio Benito, ha denunciado que, por sexto año consecutivo, el lago del parque de las Cruces, en Carabanchel, “soporta una proliferación de algas” que produce un tremendo impacto en la fauna: peces y aves, así como molestias a quienes residen allí, que “soportan olores desagradables y la vista de una zona de agua convertida en un auténtico cenagal”.
El mismo desarrollo descontrolado de algas sufre Pradolongo, en Usera, que Benito también ha visitado esta mañana con el concejal socialista del distrito, Álvaro Vidal, representantes vecinales y ecologistas, así como otros lagos urbanos de la ciudad.
Incide el edil portavoz del área de Medio Ambiente en que, a pesar de que este problema se está repitiendo en los últimos años, los distintos gobiernos del Ayuntamiento de Madrid «no han sabido resolverlo». “Parece que la instalación en Las Cruces de una nueva depuradora en 2015 ha sido contraproducente”, avanza, por lo que “sospechamos que no cuenta con los filtros biológicos necesarios o su puesta en marcha solo 12 horas al día resulta insuficiente».
Tanto el lago de Las Cruces como el de Pradolongo «son ecosistemas acuáticos urbanos de enorme riqueza, pese a que el Consistorio solo los considera estanques ornamentales». “La invasión de algas está provocando la muerte de decenas de patos, incluso la de especies protegidas que ven cercenado su proceso de reproducción”, advierte Benito, quien cuestiona la solución que da el Ejecutivo de la Ciudad vaciando cada año estas zonas de agua, que son el entorno necesario para la crianza. “Es un derroche hídrico innecesario y supone la muerte de muchos animales”, sostiene.
El PSOE exige al Gobierno del PP y Ciudadanos que tome medidas de carácter anual que resuelvan un problema ya recurrente y que desarrolle actuaciones medioambientalmente sostenibles. “La biodiversidad en Madrid es tan rica que soporta hasta las políticas de Almeida”, ironiza Benito, quien espera que, por una vez, “primen el sentido común y el respeto a la legislación medioambiental que el Ayuntamiento vulnera de forma sistemática”.