El Hospital Clínico San Carlos dispone de un escáner de última generación, único en la sanidad pública española, que permite detectar las principales patologías oculares antes de que produzcan síntomas y que pueden pasar inadvertidas en exploraciones oftalmológicas rutinarias. Se trata de un equipo de diagnóstico por imagen o angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA) que analiza la vascularización y la estructura de la retina y del nervio óptico con una gran resolución de imagen gracias a los 200.000 escáneres por segundo que puede realizar, lo que permite “la detección muy precoz, incluso antes de que se produzcan síntomas, de algunas patologías oculares y sus complicaciones, como la degeneración macular asociada a la edad, el glaucoma, diferentes alteraciones asociadas a la miopía magna o la coriorretinopatía serosa central, que se produce con más frecuencia en personas jóvenes, y que está relacionada con el estrés”, afirma el oftalmólogo del Hospital Clínico San Carlos, José Ignacio Fernández-Vigo.
Gracias a la gran resolución de imagen que proporciona la OCTA, y a que permite una monitorización muy precisa de los pacientes, “se pueden detectar diferentes hallazgos clínicos imperceptibles en las exploraciones rutinarias, lo que podría repercutir en el tratamiento y evolución de ciertas enfermedades oculares”, añade Fernández-Vigo.
Estudio de la retina y también de otras enfermedades
Los oftalmólogos del Clínico San Carlos también emplean esta novedosa tecnología para evaluar las alteraciones vasculares asociadas al COVID-19 en la retina; de hecho, desde la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Clínico San Carlos se han liderado numerosos estudios de investigación acerca de la afectación ocular del COVID-19 en los que, como explica la oftalmóloga del Clínico San Carlos, Noemí Güemes, “mediante el empleo de esta herramienta se ha observado una disminución en la densidad vascular de la retina tras la fase aguda de la infección, analizándose además en los pacientes los cambios posteriores tras la recuperación de esta enfermedad”.
Además, en los últimos años se han publicado diferentes estudios que avalan la utilidad de esta prueba “para detectar, a través de las alteraciones en la circulación ocular, los cambios producidos por la hipertensión arterial, la estenosis carotídea o el daño coronario, pudiendo proporcionar indicadores subclínicos valiosos para la estratificación no invasiva del riesgo y el daño existente en estos pacientes”, añade el oftalmólogo del Hospital Clínico San Carlos, Juan Donate.
Dada su condición de centro de referencia para el tratamiento de glaucoma y diferentes patologías de la retina, sumada a las posibilidades que ofrece este escáner dentro del gran abanico de equipamiento de alta tecnología del que dispone el Hospital Clínico San Carlos, este hospital público madrileño recibe pacientes procedentes de otros centros sanitarios de España para determinar o confirmar el diagnóstico de una enfermedad ocular, o iniciar un tratamiento, que en esos otros centros no ha sido posible precisar.
Recientemente, el Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos ha entrado a formar parte de la red europea de referencia para el tratamiento de enfermedades raras oftalmológicas (ERN-Eye), que abarca más de 900 patologías oculares infrecuentes que constituyen la principal causa de discapacidad y pérdida visual en niños y adolescentes en Europa. Los oftalmólogos del Clínico San Carlos forman parte de esta red europea en la atención a pacientes con glaucoma infantil, aniridia o distrofias de córnea y retinianas, entre otras enfermedades oftalmológicas raras.
Valor pronóstico en enfermedades como Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple
La OCTA es una prueba inocua, y no invasiva, que permite valorar de forma directa y muy accesible el nervio óptico que, al formar parte del sistema nervioso central, resulta muy útil para el estudio y seguimiento de diferentes enfermedades neurodegenerativas, “abriendo nuevas perspectivas para los oftalmólogos y neurólogos, ya que al analizar el nervio óptico se ha descrito recientemente una asociación con valor pronóstico en diferentes enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson, explica el jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico San Carlos, Julián García-Feijóo.
La tomografía de coherencia óptica se utiliza desde hace aproximadamente diez años para el estudio de pacientes con esclerosis múltiple porque en esta enfermedad el nervio óptico se encuentra afectado, siendo un biomarcador para conocer la evolución de la enfermedad con la consiguiente repercusión sobre el tratamiento.
En enfermedades como la esclerosis múltiple, el empleo de la angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA) “es útil porque permite estudiar la red vascular alrededor del nervio óptico, que podría estar dañada sin que lo estuviera el propio nervio. Si la red vascular está inflamada es un signo indirecto de actividad en esclerosis múltiple”, destaca la jefa de Sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, Celia Oreja-Guevara.