Para este domingo, y con ello finalizar la semana, os proponemos… una escapada por los municipios de San Agustín de Guadalix, El Molar y Torrelaguna. Si aún no las conoces te invitamos a que hagas una escapada por estas localidades para disfrutar de su entorno, patrimonio y gastronomía.
En la zona norte de la región y a menos de 40 kilómetros de la capital se encuentra nuestra primera parada, San Agustín de Guadalix. que forma parte de la Cuenca Media del Jarama. Situado en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, dos zonas naturales de gran interés son el Monte de Moncalvillo y la Laguna de los Patos, un parque recreativo con flora y fauna autóctonas.
Los primeros documentos escritos sobre San Agustín del Guadalix son del siglo XIII y cuentan que en 1084, tras la Reconquista a los musulmanes, las tierras fueron repobladas. Aun así, los abundantes restos arqueológicos encontrados prueban la presencia anterior de íberos, romanos y visigodos en el término municipal. San Agustín perteneció a la Corona de Castilla hasta 1382 pero posteriormente cambió de manos y estuvo bajo varios dominios. En el siglo XVI, recibió el título de Villa.
La ganadería y la agricultura constituían, junto con la industria, las principales labores de los habitantes del municipio. Las dos primeras, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, han ido reduciéndose al tiempo que aumenta considerablemente la actividad industrial, el sector terciario y la construcción. Ésta ha provocado el surgimiento de nuevas edificaciones y segundas residencias que han modificado la arquitectura urbana original. Incluso así, todavía quedan ejemplos de viviendas de tipología urbano-rural que reflejan la tradición agropecuaria de la localidad
El medio natural de San Agustín del Guadalix se caracteriza por estar situado en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama. El paisaje muestra dehesas, campos de cultivo y ejemplares de encina, enebro, matorral y vegetación de ribera. Esta última crece en las inmediaciones del río Guadalix y de los numerosos arroyos existentes en el término municipal. Dos zonas naturales de gran interés son el Monte de Moncalvillo –declarado Monte de Utilidad Pública en 1926- y la Laguna de los Patos –parque recreativo con flora y fauna autóctona-.
La iglesia Parroquial de San Agustín es el ejemplo más destacado del patrimonio artístico de la localidad. Se trata de una construcción del siglo XVI –de estilo renacentista purista- aunque ha sufrido reformas desde entonces. La Iglesia está erigida con mampostería reforzada en las esquinas con sillares. Presenta dos naves, cabecera rectangular y una torre con planta cuadrada y cuatro cuerpos. Las naves están separadas por tres arcos de medio punto y sobre pilares rectangulares.
El Molar
A tan sólo 7 kilómetros realizaremos la segunda parada de esta particular ruta para llegar hasta El Molar. Una vez allí, observaremos que posee un entorno natural privilegiado debido a su ubicación, cuya topografía ‘de muela’ da nombre a la localidad. Situada entre los ríos Jarama y Guadalix, posee una variada flora y fauna, así como numerosos arroyos y un manantial al que se le atribuyeron propiedades medicinales utilizadas en el antiguo balneario de la Fuente del Toro, hoy día desaparecido.
El origen de El Molar se encuentra en una de las cuatro aldeas creadas –posiblemente por pastores segovianos- en el siglo VIII en el actual término municipal. No se descarta, sin embargo, que previamente hubiera presencia humana en la zona ya que se han encontrado vestigios de épocas anteriores.
Durante la dominación islámica, el municipio fue ocupado por los árabes y tras la Reconquista pasó a pertenecer a Talamanca y al Arzobispado de Toledo. Posteriormente, cambio de propietarios y estuvo bajo dominio señorial. La Guerra de la Independencia –en el siglo XIX- contra las tropas francesas tuvo incidencia en la localidad como también la tuvo la Guerra Civil española –en la primera mitad del XX-.
Uno de los principales atractivos de la localidad son las famosas Cuevas del Vino de las que tiene más de dos centenares, aunque tampoco te debes perder sus interesantes ejemplos de arquitectura religiosa como la iglesia Parroquial de la Asunción y algunas ermitas como la de San Isidro, de la Virgen del Remolino y de la Soledad. No te vayas sin probar su conocida morcilla, el cocido molareño (con carne de oveja), o sus carnes a la brasa, acompañado de alguno de los vinos elaborados en la zona, antigua parada de actores de la talla de Charlton Heston o Sofía Loren.
La toponimia municipal se debe a su ubicación geográfica de “Muela” –entre cerros- además de por su condición de mojón entre sierra y llano. El medio natural de la localidad es privilegiado. Su situación en las estribaciones de la Sierra Norte de Madrid le hace gozar de una variada flora y fauna así como de recursos hídricos abundantes –con el río Jarama, numerosos arroyos y la famosa Fuente del Toro, a la que se le atribuyen propiedades medicinales y cuyo balneario atrajo a muchas personas-.
Torrelaguna
A 15 kilómetros encontraremos el punto final de nuestra ruta de hoy al llegar a la localidad de Torrelaguna (folleto turístico), uno de esos rincones que bien merecen una escapada, y que es famosa por ser cuna del cardenal Jiménez de Cisneros y villa de residencia de María Toribia, que luego sería Santa María de la Cabeza.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1974, ofrece importantes muestras de patrimonio artístico como la iglesia de Santa María Magdalena, el Ayuntamiento, la Cruz de Cisneros, la Abadía de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas, la Fachada del Palacio Arteaga, la Ermita de San Sebastián, o el Hospital de la Santísima Trinidad.
Con un medio natural muy variado, ofrece una gran belleza paisajística que podremos descubrir, si el tiempo lo permite, paseando hasta la antigua presa del Pontón de Oliva, o practicando senderismo por diferentes rutas.
Fuente, texto y fotos: Turismo Madrid.