El torreón de Conde Duque, un espacio ubicado en el centro del mismo nombre y que saluda desde las alturas a los visitantes, ha sido habilitado para un nuevo uso, el de locales de ensayos musicales gratuitos a disposición de grupos de rock y de coros. Este nuevo uso amplía la oferta de espacios de ensayos de la Biblioteca Musical Víctor Espinós, un servicio muy demandado por los madrileños. Desde que entraron en funcionamiento el pasado mes de octubre estos recursos han sido utilizado por más de 250 músicos.
El torreón consta de tres plantas, la primera de las cuales, con una superficie diáfana de 50 m2, se dedica al ensayo de coros. Agrupaciones de hasta 20 personas pueden reservar estos espacios en horario de mañana o tarde. Además, próximamente, está previsto equipar este espacio para que pueda ser utilizado por orquestas u otros conjuntos instrumentales.
En la segunda planta, el público cuenta con dos espacios totalmente insonorizados con distintas posibilidades de uso. Pueden utilizarse por grupos con batería, instrumentos electrónicos o sistemas de amplificación de sonido, pero también pueden hacer uso de ellos músicos que necesiten espacios libres de ruidos para sus grabaciones. Las salas poseen 18 y 9 metros cuadrados, respectivamente. La de mayor tamaño está equipada con una batería acústica, teclado electrónico, mesa de voz, micrófonos y amplificadores para guitarra y bajo. La pequeña dispone de amplificadores para bajo, guitarra y voz.
En la última planta se sitúa el mirador de 70 m2, la joya de la corona del edificio que cuenta con unas vistas espectaculares de toda la ciudad, donde se pueden dar charlas y conciertos.
El público puede reservar sus sesiones de ensayo en la página web de la Biblioteca Musical. En estas salas, que ya están en funcionamiento desde el pasado mes de octubre, están ensayando grupos tan diferentes como la Asociación Musical Capilla Renacentista, coro especializado en la interpretación de obras de los grandes maestros del Renacimiento y el Barroco, o Try, una banda madrileña de rock duro que toca desde ritmos ochenteros hasta sonidos cercanos al funky.
Facilitar el acceso a la música
La Biblioteca Musical se fundó en 1919 con la colección que reunió el musicólogo y crítico Víctor Espinós y su principal objetivo fue disponer de una instalación y de unas colecciones para acercar la música y su estudio a personas que, por su condición social, no tenían fácil acceso a partituras e instrumentos.
En 1922, editó su primer catálogo, que recogió más de 6.000 partituras y en 1932, se creó el servicio de préstamo de instrumentos, único en su momento en toda Europa. Ha sobrevivido a los vaivenes de la historia y ha continuado su labor a lo largo de más de 100 años, durante los cuales se ha ido asentando en la ciudad y se ha convertido en un referente para muchos de los que han estudiado música en Madrid en estas décadas.
Actualmente cuenta con cerca de 100.000 fondos musicales, entre monografías, partituras, métodos de enseñanza y registros audiovisuales y sonoros en los más variados soportes, además de una colección de cerca de 400 instrumentos musicales en préstamo. La institución también custodia y preserva interesantes colecciones, muy valoradas por investigadores nacionales e internacionales como la de instrumentos de cuerda, entre los que destaca la guitarra que Andrés Segovia donó a la biblioteca en 1932 para contribuir a la creación del servicio de préstamo gratuito de instrumentos musicales o su emblemática colección de Quijotes musicales con partituras firmadas por Falla y algunas editadas en Nueva York en los años 30.
Asimismo, dispone de 16 salas de ensayo (12 individuales y cuatro de grupo, con siete pianos y un contrabajo), una sala de actividades, un servicio de referencia e información especializada y acceso público al catálogo en línea, donde se pueden consultar los registros bibliográficos de la colección. Todos sus servicios son gratuitos.