Tras más de dos años y medio desde que dieran comienzo las obras de Plaza de España y con un 20% más de inversión de la inicialmente prevista, el Ayuntamiento de Madrid acaba de poner fecha de finalización de los trabajos: el 22 de noviembre. Con ello, vecinos y visitantes podrán acceder entonces a esta gran remodelación que ha cambiado la cara a los más de 36.000 metros cuadrados de plaza y a todo su entorno. También entrará en funcionamiento el túnel que atraviesa el eje Bailén-Ferraz
La actuación en la plaza de España facilitará la conexión entre tres ejes de la ciudad: el Palacio Real, el Templo de Debod y el área del Manzanares, y dará lugar a un entorno verde, sostenible y accesible de más de 70.000 metros cuadrados, que integrará todos los modos de movilidad, pero que priorizará especialmente al peatón como forma de mejorar la calidad ambiental. El proyecto ha apostado por la renaturalización a partir de la conservación de gran parte del arbolado existente y de la plantación de más de 1.300 nuevos ejemplares.
El proyecto acometido pretendía recuperar la Plaza de España como lugar estancial, cívico y activo; reducir el tráfico rodado motorizado y el aumento de los espacios peatonales; incrementar la continuidad espacial entre la plaza y su entorno y conectar las áreas verdes del mismo, especialmente con la Plaza de Oriente, los Jardines de Sabatini, el Parque del Oeste y el templo de Debod así como con Madrid Río.
Tal y como indicó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con esta reforma un peatón podrá desplazarse desde el Palacio Real al Templo de Debod y desde la Puerta del Sol hasta la Casa de Campo “prácticamente sin cruzar un solo semáforo”, avanzando así en esa ciudad “más sostenible y con mayor calidad de vida que demandan los madrileños”.
La primera etapa de las obras han correspondido a la zona de Plaza de España con la Gran Vía. Se ha peatonalizado el lateral de la plaza en la zona de la Torre de Madrid, se han ampliado las aceras en la esquina de la calle Princesa y la calle Gran Vía y se han creado un carril bici y un ciclocarril en la Cuesta de San Vicente, este último compartido entre bicis y coches y limitado a 30 km/h, para unificar la Gran Vía, plaza de España y Madrid Río.
A continuación, las obras se han desarrollado en el interior de la propia plaza, desmontándose tanto la fuente como su base granítica. Estas obras se han dividido en seis zonas de actuación, iniciándose en las dos primeras zonas y se han expandido al resto. La primera de ellas ha estado situada en la zona del Edificio España y frente a la plaza de Emilio Jiménez-Millas, afectando las obras a la acera y la calzada, y creándose una nueva calle vehículo-peatones. También se ha procedido a reforzar e impermeabilizar el parking subterráneo de la plaza.
La segunda zona se ha encontrado desde la mitad de la plaza hasta el túnel que une las calles Ferraz y Bailén. La tercera zona ha comprendido el resto de la plaza hasta los edificios colindantes y la unión con el cercano Templo de Debod. Las obras han incluido la construcción de los túneles. La cuarta de ellas han incluido la zona de los jardines de Sabatini, la cuesta de San Vicente y la calle de San Quintín, procediéndose en este lugar a la reforma del túnel de la calle Bailén y la instalación de ascensores a los lados de la cuesta de San Vicente.
La quinta zona han englobado la calle de la Princesa, la calle Ventura Rodríguez y la calle Ferraz. Las obras han instalado accesos al túnel que une la calle Ferraz con la cuesta de San Vicente. La última zona, la sexta, han incluido a la plaza de Cristino Martos, frente a la plaza de los Cubos, y su conexión con la renovada calle de la Princesa en este tramo.
Entre otros elementos, la reforma de Plaza de España y alrededores contempla dos quioscos, una mediateca en los Jardines de Sabatini, que dispondrán además de un restaurante y un «balcón urbano» entre los árboles, zonas de juego infantiles y de ejercicio para mayores, fuentes de agua potable, difusores de agua, baños públicos subterráneos, bancos y otras estructuras de piedra y madera equipadas con sombrillas y red WIFI.
Retrasos y cambios de presupuesto
En un principio, las obras para ejecutar este proyecto tenía previsto prolongarse hasta 18 meses, aunque finalmente se han extendido hasta casi los 32 meses. Han sido clave en ello los hallazgos arqueológicos en la calle Bailén, concretamente los descubrimientos de los muros y tabiques del antiguo Palacio de Godoy y el camino de ronda del Cuartel de San Gil, ambos de Sabatini, además del temporal Filomena.
El presupuesto ha sido otro de los aspectos que han sido sustancialmente modificados. De los casi 62 millones de euros iniciales se ha pasado a unos 74 millones de euros: 12,3 millones de euros y un 20% más que la inversión inicial estimada.
También el 22 de noviembre entrará en funcionamiento el túnel que atraviesa el eje Bailén-Ferraz, lo que supondrá una importante mejora en la movilidad de la zona. El túnel resultante de la reforma suma al ya existente, que transcurría entre la calle Mayor y los jardines de Sabatini, otro tramo que llega hasta la calle Ferraz a la altura de Ventura Rodríguez en su entrada desde el norte y de la calle Luisa Fernanda en su salida desde el sur. La unión de ambas partes genera una nueva infraestructura subterránea de más de 1,1 kilómetros.
Dicho túnel dará acceso a la Cuesta de San Vicente, lo que permitirá la conexión con la M-30 y con la Gran Vía. Gracias al soterramiento del tráfico, el paso elevado de vehículos construido a finales de los años 60 se convierte en una gran plataforma peatonal que servirá de nexo entre el parque del Oeste, los jardines de Sabatini, el Campo del Moro, Madrid Río y la Casa de Campo.
A falta de algunos remates en los que se seguirá trabajando en enclaves puntuales de una obra de tal magnitud y complejidad, con esta apertura el Ayuntamiento quiere primar la vuelta a una movilidad normalizada en este entorno, así como el fin de las molestias para los vecinos. Además, al encontrarnos en fechas próximas a la Navidad, la apertura supondrá un importante impulso para el comercio, la restauración y la hostelería de la zona.
El método constructivo en este tramo de unos 50 metros de longitud ha sido distinto al del resto del túnel para salvaguardar los restos del palacio. Para llevarlo a cabo, en primer lugar, fue necesaria la ejecución de un paraguas de micropilotes horizontales que permitiera la excavación del túnel bajo las ruinas sin alterarlas y garantizara su estabilidad antes de comenzar la excavación bajo las mismas.
Una vez implementada esta estructura, las labores continuaron siguiendo el llamado ‘sistema belga’, un método manual que consiste en ejecutar pequeñas excavaciones sucesivas apuntaladas para ir realizando el avance de la bóveda completa y limitando el frente abierto, de forma que se garantiza la estabilidad del conjunto. Después se lleva a cabo la llamada ‘destroza’, que es la excavación del túnel desde el nivel de la bóveda (techo) al nivel de la contrabóveda (suelo) para poder ejecutar esta y los laterales.
En la excavación de este tramo bajo los restos han participado más de 40 trabajadores que han extraído manualmente más de 3.100 m3 de tierra, lo que equivale a casi 5.600 toneladas. El resto del túnel se ha hecho a cielo abierto por el denominado sistema de ‘cut and cover’, consistente en ejecutar dos pantallas de pilotes a ambos lados de su traza y luego la losa de cubierta para posteriormente excavar debajo de esa losa.