- Dos plazas y una glorieta para el sacerdote Fabián Fernández y los presidentes de asociaciones vecinales Florencio Sánchez y Manuel Dorado.
- Florencio Sánchez Ropero fue durante 25 años presidente de la Asociación de Vecinos Puerto Chico, en Latina, desde donde contribuyó a paliar el déficit de infraestructuras, equipamientos y medios de transporte.
El que fuera durante tres décadas sacerdote de la parroquia Santa María Fontarrón, en Puente de Vallecas, y los presidentes de dos asociaciones de vecinos de Latina, Manuel Dorado Sanz, y Florencio Sánchez Ropero, darán nombres a tres espacios situados en los distritos donde desarrollaron su labor. Es el homenaje de la ciudad de Madrid a tres figuras de gran compromiso social, que dedicaron su trabajo a mejorar las condiciones de vida de sus barrios.
La Junta de Gobierno de la Ciudad de Madrid, reunida este miércoles, ha acordado asignar la denominación de plaza de Florencio Sánchez Ropero a la plaza situada en el número 179 B de la calle de Valmojado, en el distrito de Latina; de plaza de Fabián Fernández Alarcón a la situada en el espacio interior delimitado por los números 20 a 30 y 134 a 138 de la calle de Ramón Pérez de Ayala, en Puente de Vallecas, y de glorieta de Manuel Dorado Saiz al espacio formado por la confluencia de los viales Venta, Tapia Casa de Campo, Renegado y Villamanín, en Latina.
Florencio Sánchez Ropero
Fue durante 25 años presidente de la Asociación de Vecinos Puerto Chico y un auténtico referente para los vecinos de esta colonia y de todo el barrio de Aluche, donde su labor contribuyó de forma decisiva a cambiar las circunstancias de una zona que, como muchas otras de la periferia de la ciudad, nacieron con un déficit muy acusado de infraestructuras, equipamientos y medios de transporte.
Sánchez Rapero era, además, una persona muy comprometida con la democracia y con una forma de entender el asociacionismo vecinal no como excluyente de la tarea de los partidos políticos, sino complementaria para la mejora de los barrios.
Fabián Fernández Alarcón
Sus primeros años como sacerdote los pasó en el Colegio Mayor Universitario Chaminade, pero pronto cambió su ocupación para dedicarse a los más pobres y desfavorecidos. Se trasladó al Cerro del Tío Pío, en el distrito de Puente de Vallecas, pasando posteriormente a la parroquia de Santa María Fontarrón, donde realizó una intensa y comprometida tarea hasta su muerte a los 73 años.
Durante 30 años consiguió hacer de la parroquia un lugar de acogida. Se implicó y participó en las luchas para conseguir desde una vivienda digna para los habitantes de un barrio entonces plagado de chabolas, a escuelas infantiles, colegios y mejores condiciones sociales. Creó escuelas de adultos y grupos de monitores de ocio y tiempo libre, de música, deportes, y proyectos de reinserción social y laboral.
Manuel Dorado Sanz
Fue presidente de la Asociación de Vecinos Casa de Campo-Batán durante la época más difícil de esta zona. Destacó su lucha contra la prostitución, lucha que lo llevó hasta al Senado para participar en la comisión especial sobre la prostitución en noviembre de 2003, donde expuso la situación que se vivía en la zona.
En gran parte gracias a su labor y a la de los vecinos se erradicó la prostitución de la Casa de Campo con cierre al tráfico de sus principales vías, se dotó al barrio de un centro cultural y parque infantiles y se eliminó el chabolismo de la zona de El Olivillo, convirtiendo lo que era un centro de distribución de drogas en una instalación deportiva.