Un estudio realizado por investigadores del Hospital Gregorio Marañón, junto con el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, revela factores del trasplante de células madre que podrían contribuir a una potencial desaparición del VIH en el organismo. El artículo publicado en Annals of Internal Medicine señala que 5 personas infectadas por el VIH que recibieron un trasplante de células madre tienen el virus indetectable en sangre y tejidos.
Un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine señala ciertos factores asociados con el trasplante de células madre que podrían contribuir a la eliminación de este reservorio en el cuerpo, después de que 5 pacientes que recibieron un trasplante de células madre tengan un reservorio de VIH indetectable y uno de ellos ni siquiera presente anticuerpos contra el virus en su sangre.
Estos hallazgos podrían servir para el diseño de estrategias de curación del VIH menos invasivas, ya que el trasplante de células madre se recomienda exclusivamente para tratar enfermedades hematológicas graves.
El estudio ha sido codirigido por investigadores del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa. En el Marañón ha participado un equipo multidisciplinar de investigadores compuesto por hematólogos, infectólogos, enfermeras, biólogos y farmacéuticos del Hospital.
El estudio incluyó a seis participantes que habían sobrevivido al menos dos años después de recibir el trasplante. Todos los donantes carecían de la mutación CCR5 Delta 32 en sus células. “Seleccionamos estos casos porque queríamos centrarnos en las otras posibles causas que podrían contribuir a eliminar el virus”, explica Mi Kwon, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón y co-primera autora del artículo.
Reservorio indetectable en sangre y tejidos
Después del trasplante, todos los participantes mantuvieron el tratamiento antirretroviral y lograron la remisión de su enfermedad hematológica tras la retirada de los fármacos inmunosupresores. Tras diversos análisis, los investigadores vieron que 5 de ellos presentaban un reservorio indetectable en sangre y tejidos.
Este hecho es relevante porque estos parámetros siempre son detectables en personas infectadas por el VIH, aunque tomen medicación antirretroviral. Además, en uno de los participantes, los anticuerpos virales habían desaparecido completamente 7 años después del trasplante.
El único participante con un reservorio de VIH detectable recibió un trasplante de sangre de cordón umbilical –el resto fue de médula ósea– y tardó 18 meses en reemplazar todas sus células por las células del donante. “Este proceso puede durar de 1 -2 meses a más de un año, y hemos observado que cuanto más corto es este plazo, más efectiva es la reducción del reservorio”, explica Kwon.
Otro punto de interés es la enfermedad del injerto contra huésped, que se produce cuando las células del donante atacan a las células del receptor. El único participante con reservorio detectable no tuvo esta reacción.
“Esto sugiere que si logramos controlar este efecto para que no sea fatal –dice José Luis Diez-Martin, jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Gregorio Marañón y co-líder del estudio¬ no solo se destruyen las células tumorales del receptor, sino también otras células como las del reservorio viral”.