Agentes de la Policía Municipal de la Unidad Integral del distrito de Hortaleza que realizaban labores de Oficina de Intervención Comunitaria, acudieron a un requerimiento de una ciudadana con motivo de una reclamación por la prestación de un servicio en una tienda de arreglo rápido de ropa.
A la llegada del patrulla, la requirente ya estaba rellenando la hoja de reclamaciones, procediendo a darla instrucciones sobre la forma de rellenarla y qué hacer con los impresos. En ese momento se dan cuenta de que en uno de los dos pequeños habitáculos destinados a probadores, hay un espejo con dos mosquetones enlazados a modo de candado a dos alcayatas fijadas a la pared.
Los policías procedieron a liberar los mosquetones, empujando el espejo y comprobando que se trataba de una puerta de acceso a una escalera descendente, funcionando este sistema de cierre para abrir solo desde el exterior, lo que impide salir en caso de emergencia.
Descendiendo por la citada escalera, comprobaron que había dos estancias, en la de la derecha se encuentran tres mujeres de raza asiática realizando labores de costura con maquinas y en la izquierda otras dos maquinas de coser y una mesa de trabajo con gran cantidad de ropajes y cremalleras.
La encargada del local explica a los agentes que las trabajadoras la están ayudando pero que no tienen debidamente regulada la actividad laboral, por lo que se realiza informe en materia laboral para su traslado a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. También se realizaron los correspondientes informes y denuncias al no presentar ningún tipo de autorización o licencia para ejercer la actividad.
Según han explicado fuentes policiales, «el control de este tipo de actividades es fundamental dentro de la labor inspectora de la policía municipal de Madrid debido a que no solo puede ponerse en riesgo al consumidor final del producto sino además a los trabajadores de empresas que desarrollen su actividad de manera fraudulenta o ilegal».